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viernes, 24 de julio de 2009

Max Mosley


Polemico y controvertido, el presidente de la FIA promovio grandes avances en la F1, pero tambien graves conflictos. Un rapido repazo por su vida.
Nacido el 13 de Abril de 1940 en Londres es el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que comprende los deportes internacionales del motor incluído la Formula 1.
Su padre, Sir Oswald Mosley, fué miembro del parlamento por ambos partidos británicos Convervador y Laboralista cuyo cargo dejó para pasar al frente de la Unión Británica de Fascistas (BUF). Educó Max en Francia a la edad de trece años y luego en Alemania para volver al Reino Unido para graduarse en Física en 1961.
Max Mosley ha dedicado prácticamente toda su vida a la política y los deportes de motor.
En el terreno de político, Max Mosley, se involucró en el partido de post-guerra de su padre, The Union Movement (UM). Organizó un par de partidos con la finalidad de atraer jóvenes con la finalidad de demostrar que no eran como Hitler y Mussolini, Franco y el fascismo británico.
Mosley fue más tarde un agente electoral del Movimiento para la Unión. Salva a su padre de un incidente donde el resultado fueron heridas graves para Mosley. Mosley fue detenido y acusado de altercados públicos.
Mosley sintió curiosidad por los deportes de motor estando en la universidad. Trabajando como abogado, reunió suficiente dinero para competir por si mismo. En el 1968 corrió en la Formula 2 Europea con el London Racing Team cuyos coches fueron preparados por Frank Williams antes de tener equipo en la Formula 1. El mejor puesto de Mosley fué una octava posición en Monza, retirándose después de dos duros accidentes.
Poco después jugo un papel importante en el equipo March como publicista, negociador con sponsors y creador del equipo junto a Robin Herd, Alan Rees and Graham Coaker. De hecho la 'M' de March corresponde a Mosley.
Desde 1969, Mosley representaba al equipo March en la Asociación de Constructores de Grandes Premios (GPCA) que pasaria a ser posteriormente la Asociación de Constructores de la Fórmula 1. Cuando el equipo March desapareció, Bernie Ecclestone le nombró asesor por dotes de negociación siendo uno de los artificieros del primer Acuerdo de la Concordia firmado por constructores y la Federación en 1982.
Mosley volvió en 1986 como presidente de la Federación Internacional de los Deportes de Motor (FISA) llegando a la presidencia de la FIA en 1993. En 1994 con la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, todas las miradas se centraron con Senna. Mosley peró no asistió al funeral del piloto Brasilero y si al de Ratzemberger alegando que "si no fuese por él nadie iría a ese funeral". Desde entonces se focalizó en la seguridad de los circuitos y fué uno de los defensores del HANS para protejer el cuello de los pilotos.
En 2002, Molsey prohibió los anuncios de marcar de tabaco en los Grandes Premios y fué uno de los participantes en la polémica surgida en el Gran Premio de Estados Unidos de 2005 en el que sólo lo disputaron seis coches por negarse a introducir una chicane en el trazado.
Enorme para Max Mosley fué el escándalo producido tras la publicación de unas comprometidas fotos apareciendo en una orgía sadomasoquista nazi con unas prostitutas. El asunto nunca se aclaro del todo.
2009 sin duda es un año muy duro para Max. En medio de un feroz conflicto entre la FIA y la FOTA su hijo Alexander aparecio muerto en una supuesta sobredosis de drogas. A la vez Max declararia que no iba a presentarse por la reeleccion en la FIA.
Los dias de Mosley como jefe maximo del automovilismo mundial paracen estar contados, sin dudas un adios poco elegante para un hombre de su trayectoria y que incorporo grandes avances al automovilismo.

Token Racing Team


A comienzos de 1970 el por entonces desconocido Ron Dennis planeaba cuidadosamente su primera incursión en la Fórmula 1. Con el apoyo económico de la petrolera Motul, Dennis planeaba ingresar a la F1 con un coche construido por Ray Jessop, pero la crisis del petróleo desatada en 1973 frustró el proyecto y Dennis se vio forzado a abandonar su intento.
Aún así el por entonces ya hábil Dennis vendió el proyecto a dos hombres de negocios británicos llamados Tony Vlassopoulo y Ken Grob. El nuevo proyecto sería denominado Token, "To" por Tony y "Ken" justamente por Ken. El coche fue diseñado por Ray Jessop y bautizado con la sigla RJ02 (las insignias de su diseñador). El flamante vehículo era impulsado por un motor Ford Cosworth DFV 3.0 V8 y poseía una caja de velocidades Hewland. En tanto Firestone suministraba los neumáticos y Shell los combustibles y lubricantes. El diseño del vehículo era un tanto extraño, bastante ancho, con una trompa delantera muy generosa y una toma dinámica en forma de óvalo.El coche debutó de manera no oficial en el Silverstone International Trophy, una carrera no puntuable, en donde el británico Tom Pryce fue convocado como piloto. El resultado no fue el esperado, Pryce se clasificó último en las prácticas a 26 segundos del más rápido, el Hesketh de James Hunt. En competencia tan solo completó 15 giros antes de abandonar por problemas mecánicos.
Pese a todo el equipo no se rindió y preparó el debut del Token en el campeonato del mundo de Fórmula 1. Su primera incursión fue en el Gran Premio de Bélgica de 1974, 5º fecha válida del mundial. En clasificación Tom Pryce no desentonó y ubicó al novato Token en el 20º puesto entre 32 competidores. Su tiempo fue de 1'12.85, solo 3.03 segundos más lento que el autor de la pole, el Ferrari de Clay Regazzoni. El debut había sido más que alentador.En carrera Pryce marchaba 20º hasta que en la vuelta 66 de 85 colisionó con el Tyrrell de Jody Scheckter cuando este se disponía a restarle un giro. La siguiente fecha era el Gran Premio de Mónaco, pero los directores de la carrera consideraron que Pryce aún era muy inexperto para competir en el Principado y le impidieron tomar parte de la carrera. Decepcionado Pryce abandonó el equipo y se marchó a Shadow.Entonces el equipo Token debió esperar 3 carreras más para encontrar el reemplazante de Pryce. Fue así como llegó a un acuerdo con el británico David Purley para regresar a la F1 en el Gran Premio del Reino Unido a disputarse en Brands Hatch. Lamentablemente allí Purley se quedó afuera de la clasificación por solo 3 décimas de segundo. Tras el frustrado intento Purley abandonó la escudería siendo reemplazado por otro británico, Ian Ashley, apodado "El duro".
El nuevo desafió de Token era nada más y nada menos que el dificilísimo trazado de Nurburgring. Allí Ian Ashley clasificó al RJ02 en la última posición, a 23.8 segundos del más rápido Niki Lauda. Ashley finalmente llevó al vehículo a la bandera a cuadros después de poco más de 1 hora y 40 minutos de carrera en el exigente trazado. El británico se clasificó 14º, anteúltimo, a 1 vuelta del vencedor Clay Regazzoni. Aquella carrera sería recordada por Token como la única en la que su coche vio la bandera a cuadros.El dinero comenzaba a acabarse pronto y el Gran Premio de Austria vería la última participación de un Token en carrera. Ian Ashley volvía a clasificarse, en esta ocasión en el 24º puesto a 3.27 segundos del Ferrari de Lauda. Durante la competencia el RJ02 sufrió problemas en la dirección lo que llevó al británico a detenerse en 2 oportunidades en boxes. Finalmente Ashley cruzó la meta a 8 vueltas del vencedor y no fue clasificado en el evento.
Tras el Gran Premio Austriaco, después de solo 4 participaciones en F1, los bolsillos de Vlassopoulo y Grob estaban vacíos. No había patrocinantes ni tampoco pilotos dispuestos a aportar dinero a la escudería. Tampoco se acostumbraba a ello en aquellos años. El final estaba decretado, Token se retiraba quebrado financieramente de la Fórmula 1. Pese a todo Token no lo había hecho tan mal, había participado en solo 4 competencias y había tomado parte en 3 de ellas, quedando eliminado en 1 por escasa diferencia. Token logró cubrir la distancia total de una carrera en Alemania, justamente en la pista más difícil de todo el calendario, Nurburgring.
La pregunta entonces es obvia, ¿Qué podría haber acontecido si Token hubiese contado con el apoyo económico suficiente para seguir desarrollando su coche?...

jueves, 23 de julio de 2009

Riccardo Patrese


Fue tratado como uno de los pilotos más arriesgados de la Fórmula 1. Alguien muy rápido desde que su juventud irrumpió sobre un débil Shadow. Velozmente se ganó también el sobrenombre de Niño Terrible.
Varias veces estuvo en accidentes graves, como el que le costara la vida a Ronnie Peterson, una culpa que lo hirió y jamás cicatrizó en su vida. Pero curiosamente Riccardo Patrese no debió interrumpir ninguna de sus 17 temporadas dentro de la máxima categoría. No tuvo golpes serios que le hicieran ver las carreras desde un hospital. Su calidad, igualmente, no alcanzó para demostrar poseer el arquetipo de primer piloto que necesita una escudería, por eso el italiano de melena larga y a veces enrulada se fue ganando un lugar como escudero del líder de una escuadra. Eso si, fue uno de los mejores laderos. Los años pasaron y Patrese siempre estaba entre las inscripciones. Eso lo llevó a intervenir en 256 competencias de Fórnnula 1, un récord que solo seria superado por Rubens Barrichelo. Riccardo Patrese nació el 17 de abril de 1954, en un barrio de la ciudad de Padova. Desde chico comenzo su amor por los autos de carrera. Pero arrancó por el karting, que ya comenzaba a ser un paso obligado para cualquiera que soñara con crecer detrás de un volante. Cuando tenía 20 años fue por su primer trofeo: el Mundial de karting. Venía con la corona de campeón italiano de la especialidad en el 72. Por eso era uno de los favoritos. Patrese ganó el torneo internacional y su próximo paso serían los monopostos. Recién tenía 21 años. Sorprendió consagrándose subcampeón de la Fórmula Italia. La sombra había sido su compatriota Bruno Giacomelli, un muchacho nacido casi dos años antes que Riccardo en Brescia y que llegaría a la F-1 más tarde que su rival. Dos historias muy diferentes, ya que Giacomelli se retiró en 1983 y volvió en 1990, sin poder superar siquiera la preclasificación con el equipo Life. Patrese se pasó entonces en 1976 a la F-3. Venció en el torneo en la península y debió trabajar duro también para atrapar el europeo de la especialidad, donde se encontró con otro rival fuerte, Conny Anderson, un sueco que luego correría un solo GP de F-1. El próximo paso era la F-2 Internacional, pero allí estuvo apenas de paso, con Chevron. Renzo Zorzi, otro italiano de los tantos que probaban suerte en la F-1, había llegado de la mano de Francesco Ambrosio. Cuando el piloto se peleó con el empresario, decidió no continuar seguir en Shadow. Patrese fue llamado para reemplazarlo. El noveno puesto que obtuvo en su debut en Mónaco (partió 15°), le regalaría un lugar en la F-1 por un buen tiempo.En el último Gran Premio del 77, Riccardo logró un sexto puesto, pero ya tenía asegurada una butaca en Arrows para el año siguiente. El campeonato arrancó muy bien. En el Gran Premio sudafricano, tras partir séptimo entre 30 autos, el italiano pasó al frente y lideró la carrera por varias vueltas, hasta que el Cosworth explotó. Con el segundo puesto conseguido en Suecia y los 11 puntos al final del campeonato, Patrese no pudo escapar de una temporada en la cual se apellido quedó manchado. En la carrera de Italia, penúltima fecha, el piloto de Padova fue encontrado como el principal responsable de la muerte de Ronnie Peterson, quien falleció a raíz de las heridas recibidas en sus piernas en un múltiple accidente que se produjo en la largada.Los antecedentes de Patrese no lo ayudaban para defenderse de la acusación. Ese año había sido gran protagonista de los incidentes en la largadas de las pruebas de Bélgica y Holanda, tocándose con Pironí. En Suecia su segundo puesto tampoco había sido demasiado limpio. El piloto de Arrows zigzagueó en todas las rectas para que no lo superara Peterson. El sueco se rehusó a darle la mano en el podio y luego lo acusó de correr irresponsablemente "como si estuviera sobre un auto de F-3". Por eso, Riccardo tenía el futuro complicado. El video del golpe en Monza lo mostraba superando máquinas casi por fuera de la recta y luego intentando cerrarse bruscamente cuando venían los otros autos. Así tocó a James Hunt y comenzó la carambola que terminó con la vida de Peterson y gravísimas heridas para Vittorio Brambilla. En la siguiente competencia, en Watkins Glen, al italiano no le aceptaron la inscripción ni con una apelación judicial. "Creo que llegó mi oportunidad", dijo a comienzos de 1981. El accidente ya estaba más lejos. Arrows había perdido el patrocinio de la cerveza Warsteiner, sponsor que estuvo con el equipo en 1979 y 1980. En esos años Patrese había cosechado buenos resultados parciales, pero la victoria se le negaba. En el 81 arrancó muy fuerte en Estados Unidos. Iba ganando sobre los dos Williams, pero la presión de nafta le hizo abandonar. Siguió con el tercer puesto en Brasil y el segundo en San Marino. Pero otra vez apareció la racha negativa. No volvería a sumar puntos hasta la carrera de Long Beach de 1982, año en que llegó el primer y ansiado triunfo, ya sobre un BT49D del equipo Brabham. Fue justamente en las calles de Mónaco, en una prueba extraña. Porque Prost iba primero y fue encerrado por el rezagado Piquet. Y porque Patrese hizo un trompo en la última vuelta, pero los tres autos que venían detrás tuvieron problemas. Así el italiano se recuperó y cruzó la meta, sacándoles una vuelta a sus escoltas.En Kyalami, en 1983, Patrese selló su segundo éxito. Luego debería esperar casi siete temporadas para repetir el festejo. Sus servicios se los repartirían entre Brabham y Benetton, hasta que en la última carrera del 87 fue contratado por Williams, donde encontró a Patrick Head, una de las personas con las que mejor se entendió. El equipo de Frank lo tomó en 1988 para hacer la temporada completa, algo que se repetiría hasta 1992. Pero sus compañeros de escuadra opacaron el talento del italiano. Justamente en el 88 tuvo al lado a Nigel Mansell, que consiguió toda la atención de la casa Williams. Entre 1989 y 1990, Riccardo dispuso de la última posibilidad para demostrar que podía llevar al frente a una escudería. Tenía como coequiper a Thierry Boutsen, alguien que estaba a la misma altura. Pero la explosiva y arrasadora dupla de McLaren, formada por Senna y Prost, apabulló al resto. Patrese, al menos, fue tercero en el 89. Desde el 91 todo volvió a ser como era antes. Con Mansell catapultado por Williams a pelear por la corona, Patrese debió conformarse con ayudarlo. En 1992, año en que logró el sexto y último triunfo en la Fórmula 1, protagonizó un aparatoso roce con Gerhard Berger en plena recta principal de Estoril. Su FW14B pasó por encima del paredón de boxes y volvió a caer en el asfalto. No hubo heridos. En 1993 aceptó un suculento contrato de Benetton, pero nuevamente estaría a la sombra de otro hombre: Michael Schumacher. Cansado de hacer el papel de parteneire, Patrese se concentró en las ofertas que provenían de categorías de turismo y decidió ponerle punto final a su estadía en la F-1, a pesar de que varios equipos lo tentaron para ocupar sus butacas. Sin dudas, su experiencia no era para desperdiciar.

Colin Chapman



Chapman, el genial contructor e inovador de los 60 y 70 es una de las personalidades legendarias de la F1. Su desaparicion quedo envuelta en un halo de misterio y sospechas.

Tenía ingenio, sagacidad, inteligencia y determinación. Esos atributos resultaron suficientes para convertirlo en un revolucionario. Anthony Colín Bruce Chapman era un innovador que jamás se conformaba con sus exitosos modelos mecánicos. Este inglés, nacido el 19 de mayo de 1928 en Richmond, siempre estaba dispuesto a un nuevo desafío. El chasis monocasco, la línea en forma de cuña y las famosas "polleritas" fueron algunos de los 91 bosquejos engendrados por el cálculo analítico del británico que se adelantó al resto de los constructores de Fórmula 1. Colin Chapman se graduó de ingeniero en la Universidad de Londres, en 1948, y en poco tiempo se abocó a su gran pasión: el diseño y la construcción de automóviles. El primer vehículo en el que metió mano fue un Austín modelo 1930. Después daría uno de los grandes pasos de su vida al crear, junto con quien luego sería su esposa y algunos amigos, Lotus Engineering Company, el primer día de 1952. La fábrica estaba ubicada en Tottenham Lane, Hornsey, y el producto inicial, un chasis tubular con paneles de aluminio que costaba unos 150 dólares, no tuvo compradores. El nombre Lotus era el apodo que la esposa de Chapman, Hazel Williams, había tenido en la infancia. Los primeros pasos de la escudería fueron en Fórmula Junior y, posteriormente, en Fórmula 2. Unos años más tarde, el 18 de mayo de 1958 en Mónaco, Lotus debutaba en una grilla de Fórmula 1. Graham Hill y Cliff Allison, británicos y también debutantes, eran los encargados de manejar los Lotus 12-Clímax. De ahí en más el equipo fue creciendo y el negocio se ramificó. Los triunfos, campeonatos de pilotos y de constructores impulsaron a la marca. En apenas 16 años, Lotus obtuvo siete certámenes de equipos y seis de conductores. Como si tanto en tan poco tiempo no fuera suficiente, Jim Clark le dio a Lotus el rótulo de ser el primer auto no estadounidense en vencer, en 1965, en las 500 Millas de Indianápolis. Chapman consideraba a Clark como "el mejor piloto de todos los que tuve". Sin empacho, aseguraba: "Nunca vi nada igual, creo que estábamos ante la presencia de un superdotado". Quizá por eso, la muerte de Jim lo marcó para siempre. Durante la exitosa era de Lotus, no sólo Clark (1968) se mató sobre uno de los coches de Chapman. Mike Spence (1968), Jochen Rindt (1970) y Ronnie Peterson (1978) también murieron al accidentarse mientras conducían máquinas de la escudería británica.La desgracia no detuvo a Colin Chapman pero aminoró sus fuerzas. El y Clark se tenían simpatía. Los dos hablaban el mismo lenguaje, se entendían mirándose y formaban un gran dúo para preparar 105 autos y decidir estrategias para las carreras. El constructor se mostró desolado ante la pérdida del bicampeón. Al avión que transportó los restos de Clark, desde Frankfurt a Gran Bretaña, le dejaron pocos asientos. Una buena parte fue removida para poder colocar el féretro. Chapman decidió acomodarse al lado del cadáver de Jim antes de emprender un vuelo accidentado, que debió reiniciarse tras la pérdida de una ventanilla. Dos años después, cuando Rindt murió, Chapman estuvo a punto de alejarse del automovilismo. Pero lo convencieron para que continuara. En el hospital de Milán, donde fue confirmado el fallecimiento del austríaco, Louís Stanley, el hombre fuerte de BRM, fue el encargado de darles la noticia a Nina (esposa de Ríndt), Bernie Ecclestone (encargado de los asuntos comerciales del corredor) y Chapman. Los tres esperaban en un pasillo. El entusiasmo del ingeniero inglés nunca volvió a ser el mismo. El impulso lo llevó a seguir inventando, aunque el testimonio de la historia del automovilismo indica que Chapman, más que crear, supo desarrollar al máximo las ideas de otras personas. La instalación del motor en la parte trasera del auto de carrera ya se había hecho en la década del 30, con gran suceso en el Auto Unión alemán. En 1958, Stírlíng Moss ganó en Buenos Aires la primera prueba importante de postguerra manejando un coche con el motor posterior. Tampoco fue Chapman el primero en usar la aerodinámica en las máquinas para competir. En 1928, Fritz von Opel lo hizo en un coche con motor de cohete armado para buscar récords. El alerón trasero apareció en vehículos sport Mercedes-Benz 3 lítros que se presentaron en Le Mans, en 1955. En los años 60, se conoció el sport carrera Chaparral de Jim Hall, que tenía un alerón montado en dos parantes. Todo esto no alcanza, sin embargo, a empalidecer la leyenda del innovador Chapman. Su propia muerte, ocurrida en la mañana del 16 de diciembre de 1982 en el baño de su casa de Norwich, como consecuencia de un paro cardiocirculatorio, se convirtió en una parte del mito. El constructor de 54 años no tenía descanso por aquellos días. La transformación de su fábrica de autos en un gran imperio, que no sólo requería su participación en el diseño de los coches sino, también, en el manejo de los demás negocios, fue demasiada carga para la salud de un hombre al que no le gustaba delegar tareas. El día anterior a su fallecimiento había participado en un encuentro de la Comisión de Fórmula 1 en París, tras el cual voló a su casa en Norwich. Un año más tarde de su muerte, una revista afirmó que Chapman estaba vivo y que residía en Brasil con un nombre falso y nuevos rasgos faciales. La clave de la supuesta desaparición estaba en un proceso que se le seguía -junto con un empresario- por desfalco y asociación ilícita.

Stirling Moss


Biografia de Stirling Moss, leyenda viva del automovilismo britanico conocido como "el campeon sin corona"...por mas que lo intento en muchas oportunidades, nunca llego a ser campeon mundial.










Difícilmente la historia del Campeonato Mundial de Fórmula 1 vuelva a entregar un caso como el de Stirling Moss. Es que nadie imagina que un piloto repita la desagradable experiencia de intentar siete veces la conquista del título y fallar otras tantas. Esto fue lo que ocurrió con este inglés nacido en Londres el 17 de septiembre de 1929, quien por distintas circunstancias vio escapar una a una, entre 1955 y 1961, esa gran ilusión que tiene todo corredor. Una serie de frustraciones que le valieron el título de "campeón sin corona". Denominación que reflejó el reconocimiento unánime para alguien que merecía alguno de los títulos que perdió y que sigue siendo considerado entre los grandes pilotos de todos los tiempos y para muchos, el mejor entre los ingleses. "Fangio fue mi gran maestro, pero también mi gran sombra", es una de las reiteradas frases con las que Stirling, por un lado, reconoce la admiración que sintió por el argentino, pero también el inoportunismo de haber coincidido en una misma época y en un mismo equipo, como Mercedes-Benz. Precisamente durante su breve paso por la casa alemana, en 1955, Stirling inauguró el rosario de intentos fallidos en pos de atrapar la corona. Tal vez fue el más entendible, ya que tras convertirse en la revelación de 1954, sobre una Maserati, fue convocado por Mercedes para secundar a Fangio. Por eso tuvo que escoltarlo en Bélgica y Holanda. La recompensa le llegó cuando Fangio no le opuso resistencia para que Moss entusiasmara a los ingleses con su debut triunfal en Fórmula 1 en su país. Un gesto que Stirling le reconoció a Fangio no sólo entregándole los laureles de ese podio sino, también, con esa amistad que, pese a la rivalidad, se prolongó hasta la muerte del Chueco, en 1995. Sus ambiciones de campeonato lo llevaron a emigrar a Maserati en las temporadas siguientes. Pero nuevamente el escollo de Fangio se interpuso en su camino. Con el Lancia-Ferrari, el argentino fue un poco más efectivo (ganó tres carreras contra dos de Moss) y tuvo la suerte del gesto de Peter Collins, quien en la carrera final de Italia le cedió su auto para compartir los seis puntos que le dieron el tricampeonato, por tres puntos de ventaja sobre Moss, quien, por su parte, sumó su segunda decepción. La tercera vino al otro año, cuando Fangio se pasó a Maserati y con una espléndida demostración en el Nurburgring puso el broche a las fantasías que nuevamente había atesorado el pobre Stirling."Esta es mi oportunidad", reconoció Moss, en 1958, cuando se retiró su rival y amigo Fangio. Y estaba claro que sin su sombra, el título parecía surgir para el inglés, quien encima, sobre el pequeño Cooper-Climax, había arrancado la temporada con un triunfo en Argentina. Luego, cuando tuvo listo el Vanwall, repitió en Holanda y Portugal. Y así llegó a la competencia final de Marruecos con chances de lograr ese esquivo trono. Esta vez el rival era su compatriota Mike Hawthorn, quien al comando de la Ferrari sólo había ganado en Francia, pero había sido muy regular. Moss hizo todo lo que tenía que hacer aquella calurosa tarde de Marruecos. Se impuso de punta a punta y marcó el récord de vuelta que en esos tiempos entregaba un punto. Sin embargo, tampoco pudo ser esta vez, porque el segundo puesto que cerca del cierre de la prueba heredó Hawthorn, tras el abandono de Phil Hill, le alcanzó para ser campeón por un punto. Las crónicas de la época destacaron más la mala suerte del subcampeón que la coronación de Hawthorn. "Fue el título que más me dolió perder", comentó Moss. Jack Brabham fue el nuevo nombre contra el que, en 1959, chocaron las perseverantes ilusiones de Moss. Tras equiparar en victorias (dos) al australiano, Stirling volvió a llegar con posibilidades a la última carrera de Estados Unidos. La caja lo traicionó cuando punteaba, mientras que la fortuna le sonrió a Brabham, quien, a pesar de quedarse sin combustible y cruzar la meta empujando su auto, se consagró campeón. Un título que renovó al año siguiente, cuando las chances que Moss había construido esta vez a partir de su éxito en la carrera inicial de Mónaco, se esfumaron con el grave accidente en Spa, que le provocó fracturas en ambas piernas y una convalescencia de un par de meses. La sexta posibilidad se escapaba. Y la séptima se la quitó en 1961 la mayor competitividad de las Ferrari de Von Trips y Hill por encima del Lotus-Climax. Pero Moss dejó su sello con espectaculares victorias en Mónaco y Nurburgring, dos escenarios donde su capacidad conductiva compensó la inferioridad técnica de su auto. No hubo otra oportunidad. Porque la temporada 62, que Moss encaró con el mismo entusiasmo, terminó antes de empezar. El destino le puso su última trampa el 23 de abril en Goodwood, durante la disputa del Trofeo Glover, una carrera sin puntaje. Deseoso de recuperar la vuelta pérdida ante el líder Graham Hill, encaró una de las curvas más veloces por encima de los límites. El despiste del Lotus fue inevitable y terminó contra el terraplén. Cuarenta minutos tardaron en extraer a un incosciente Moss, quien recién a la semana recuperó el conocimiento, aunque nunca recordó las causas del accidente. Ya restablecido volvió a subirse a un auto de carrera, pero tras dar unas vueltas se bajó y anunció su retiro. "Ya no puedo ir al limite y así no tiene sentido seguir corriendo", admitió, con palabras dignas de un campeón. Moss no lo fue, pero sólo para las estadísticas.

miércoles, 22 de julio de 2009

GP de Argentina/1997


"Momento histórico: el piloto del Williams cruza la meta, imponiéndose en el Gran Premio numero 600 de la historia de la Formula 1, seguido de cerca por la Ferrari de Irvine"...asi lo reflejaba la revista Corsa en su edicion 1497 de abril del 97.

Algunos pensaron que poco le faltó a la Ferrari de Irvine para llevarse la victoria, y otros se fueron contentos de ver ganar por fin a un Villeneuve en un GP de la Argentina. Luego de días de especulaciones sobre lo que ocurriría a merced del avance de ciertos autos que, como el Prost de Panis o el Stewart de Barrichello, se habían arrimado a los puestos preferenciales de largada, que, en un circuito como el de Buenos Aires, trabado y con pocos sitios donde poder adelantarse con garantías, es algo más que una buena prestación momentánea.

Pero en la Argentina había varios candidatos, algunos con mucha urgencia de gloria traducida a puntos, como es el caso de Frentzen (que por tercera vez debió retirarse en el año), o el de Schumacher, quien aún después de haber arribado en una pálida quinta posición en Brasil, en Argentina y para alegría de los miles de seguidores de la marca italiana que se hicieron presentes otra vez en el Autódromo, hacía valer sus opciones a ganar el domingo. A su lado pero con menos urgencias de victoria aunque con auténticas posibilidades, Olivier Panis apuntaba alto, así como los dos Jordan, que, más que nada en carrera, estuvieron en todo momento (en un caso, hasta la deserción de Panis, y en el otro, luego sólo con Ralf Schumacher) en posiciones expectantes que se tradujeron en ese notable primer podio del hermano menor del Bicampeón del Mundo. Pero delante de todos ellos siempre estuvo Villeneuve. El que había sido vencedor del último GP de Brasil llegaba a Buenos Aires con su habitual aureola de ganador y dominador, y gran candidato a la victoria final del Campeonato, aunque nadie olvidaba la incógnita de lo que hubiera pasado en Australia y de lo que hubiese sido capaz en el mismo Brasil si no hubiese tenido el obsequio de la bandera roja cuando se despistó en la primera curva...
Pero Villeneuve cumplió. Manejó el GP de la Argentina con menos márgenes que los que hubiera querido, pero varios contratiempos como el de su mismo estado físico y su problema con el selector de cambios, así como la cuestionada estrategia de Williams, que otra vez (y menos mal que no cometieron errores en boxes..) a punto estuvieron de echar por tierra las aspiraciones de ganar del canadiense. En este caso, frente a Irvine que, a cambio de esas tres paradas de Jacques, sólo paró en los "pits" dos veces, y cuestionó la victoria hasta la última vuelta, en una seguidilla de giros, de máxima tensión cuando la Ferrari, por espacio de casi veinte giros, se lanzó a la caza del Williams.
Pero el GP de la Argentina había terminado mucho antes ya para varios protagonistas, sobre todo después de ese entrevero a la salida de la primera curva de la carrera, que hizo que lo de Michael Schumacher sólo durara unos cuantos metros, hecho que dejó a nuestro GP sin uno de los máximos favoritos del público. Y también, teniendo en cuenta el desarrollo del GP, Coulthard podría haber tenido un protagonismo aquí, pero fue otro de los damnificados de la carambola, cuando Fisichella le arrancó de cuajo la rueda delantera izquierda ... Poco más adelante, tanto Frentzen como Panis, otros del grupo de los posibles ganadores, dejaban sus autos a un costado de la pista. Y toda esa debacle provocó el advenimiento de un nutrido y parejo grupo que peleó tanto en pista como en boxes sus posiciones y que hizo que la competencia fuera ganando en alternativas interesantes con el correr de las vueltas. Pero fue mucho más lo que ocurrió en Buenos Aires el pasado fin de semana. Porque toda la lucha había empezado ya desde mucho antes.
El viernes atisbó alguna sorpresa más, al margen de los impresionantes registros alcanzados; como por ejemplo, la gran performance de Barrichello con el Stewart quien se ubicó segundo detrás del estratosférico tiempo de Villeneuve. Detrás de ellos estaba Olivier Panis quien confirmaba que lo que se había visto hasta ese momento en el equipo Prost no era ninguna casualidad, pero más que nada, si le sumamos lo hecho por Barrichello, que la verdadera guerra de las gomas había empezado. Es cierto que cada casa puede presentar solo dos compuestos de piso seco, pero estaba claro que a partir de ese mediodía del viernes en Buenos Aires, el más blando de los dos que se pueden elegir era, tanto para Goodyear como para Bridgestone, muy superior a lo que se había podido ver hasta entonces, y que encima se adaptaba muy bien a los vericuetos del Circuito Nro 6. Los Benetton y los McLaren daban la nota negativa en un día soleado con un asfalto lavado por la lluvia de la noche anterior y que abría la edición numero 19 del GP argentino.
Pero el sábado se esperaba otra música y, evidentemente, que cantaran los Williams su sinfonía habitual. Porque más allá de las guerras del caucho, no existe ninguna duda en la F1 de que los Williams son, y seguirán siendo los autos a batir, basados en un chasis que sigue siendo el más efectivo. Una combinación que permitió, por la mañana del segundo día de actividad, ubicar a los monoplazas de Frank Williams para marcar las diferencias habituales, distanciando al más próximo perseguidor, Michael Schumacher con su Ferrari, en casi un segundo y medio.
diferente fue el orden de los pilotos de los autos blanquiazules: Frentzen adelante (1m24s874) con 0.8 seg. de ganancia sobre Villeneuve. A la una de la tarde comenzó la hora de la verdad, a partir de la cual se definiría la grilla del GP de Argentina 1997, el GP número 600 del Campeonato Mundial de F.1. Y el clima (nublado y más fresco) hacía las veces de ayuda para bajar aún más los registros increíbles del día anterior.
Los encargados de abrir pista fueron, como en casi todos los circuitos, los Minardi, esta vez el de Ukyo Katayama. Schumacher, alentado por una ya densamente poblada tribuna, fue el primero en enseñar las armas, marcando 1m26s011, tiempo con el que conseguía la “pole” provisional que le duró sólo los dos minutos que tardó en salir Villeneuve a la pista, quien con facilidad le arrebató el liderazgo con el 1m25s235. Los Williams marcaban la pauta sin problemas, a pesar de un trompo de Villeneuve en la horquilla. Sobre el final, Jacques aplicó todo su potencial para terminar, faltando 15 minutos, marcando el 1m24s473 que le dio finalmente la “pole position” utilizando, al igual que Frentzen, el total de las 12 vueltas a disposición. Panis confirmaba sus progresos y los del Prost, a poco más de un segundo de los Williams, mientras que Michael Schumacher, cuarto, daba garantías de poder pelear la punta. El domingo esperaba.
La carrera quedó marcada desde esa primera curva y el toque inicial. Barrichello pudo escapar hasta los boxes pero M. Schumacher nada pudo hacer para seguir, a pesar de que la equivocación de un banderillero (que mostró la bandera roja) le hizo albergar esperanzas de proseguir. “Por eso me fui corriendo hasta los boxes”, aclaraba al alemán, que ya sólo piensa en Imola. Después del entrevero, el “Safety Car” estuvo en pista hasta la vuelta 4, en la que en verdad empezó la carrera, con Villeneuve al frente (tras largar impecablemente) y Frentzen detrás, duelo que duró una vuelta cuando el embrague dejó tirado al alemán, que sumó allí su tercera carrera consecutiva sin puntos. Más atrás, Olivier Panis podía seguir sin problemas el ritmo de Villeneuve, cuando las incógnitas de las detenciones ya comenzaban a planear sobre el Oscar A. Gálvez”. Aunque las Bridgestone del francés estaban señaladas, lo mismo que en Brasil, como que le permitirían hacer una parada menos, mientras que todo el mundo se inclinaría por dos, al revés que Williams, que finalmente terminó como se vio a partir de la temprana detención del canadiense en boxes. El progreso de los Jordan ya era una realidad. Por fin, y con un ritmo consistente, tanto Fisichella (que fue uno de los beneficiados por la debacle del accidente) como Ralf Schumacher empezaban a escalar, convirtiéndose en protagonistas, y más aún cuando todo el mundo descubrió que se jugarían a una táctica muy arriesgada en la Argentina: una sola parada. Algo que les dio muy buen resultado y que mejor hubiese sido aún, sin el prematuro toque entre ambos compañeros, que dejó a Fisichella fuera de carrera y con una bronca que puede durar mucho en el equipo irlandés. Los Sauber no perdían el ritmo y Herbert seguía siempre (con excelentes tiempos durante toda la carrera) en los puestos que permitirían después de la vuelta 65 y sin más paradas, disputar la zona de los puntos.
McLaren ha sido un caso aparte. Fuera Coulthard tempranamente, y con Hakkinen que largaba 17, la cara de los primeros ganadores de 1997 era como para filmarla... Sin embargo, la estrategia de una sola parada (como en Australia), permitió a Hakkinen llegar en una posición casi milagrosa. Progresivamente, todos sus rivales fueron deteniéndose y, con su quinto lugar ya es uno de los pocos pilotos (junto con Berger) que sumó en las primeras carreras del año. Pero el verdadero fracaso ha sido el de Benetton. A pesar del punto conseguido (que no le satisface a nadie), los autos del equipo de Briatore parecieron no haber estado nunca en Buenos Aires. Una carrera en la que se esperaba mucho más de ellos y donde no sólo en clasificación, con diversos problemas de puesta a punto, estuvieron fuera de lucha por puestos trascendentales, sino que se vieron envueltos en grupos de coches que sólo una carrera atrás estaban muy detrás de ellos. En el caso de Berger puede que sea diferente porque fue otro de los pilotos que se vio perjudicado por el caos de la largada y debió remar desde atrás, pero el de Alesi, que incurrió en demasiados errores repetidos al querer superar a autos inferiores como el de Hill, merece otro tratamiento. El trompo protagonizado al final de la recta principal después de su toque con el inglés (quien también no sólo logró mezclarse en el grupo perseguidor sino que llegó a liderarlo...), más otras acciones desacertadas en el transcurso del fin de semana porteño, le harán rendir cuentas con Briatore, que se negó hasta a hablar con la prensa.
Y hubo que esperar, como manda esta F.1 ultramoderna, a la última parte de la carrera, para vivir la mejor emoción y dejar atrás la sucesión de paradas en boxes. Fuera Schumacher, le tocó por primera vez defender en lo más alto los colores de Ferrari, a Eddie Irvine, quien tuvo por vez inicial en su carrera dentro de la F.1, la gran posibilidad de ganar un GP. Lo tuvo en sus manos, pero se encontró adelante con un piloto que, como hacía Senna, sabía administrar hasta el último aliento de su coche y cualquier pequeña ventaja que tuviese para llevarse una victoria, en este caso, fundamental para las aspiraciones del canadiense de elevarse por sobre los demás en un campeonato en el que todos lo indican como el gran favorito, por lejos... Un final de película que ya no tenía a protagonistas que hubiesen dado aún mas emoción, como el caso de Panis, al que el motor dejó fuera de carrera en el giro 19, pero que trajo a otros como Ralf Schumacher, que devolvió a Jordan al podio en su GP Nº 100.
Nadie puede sentirse defraudado por lo visto en el GP de Argentina. Nadie a quien le gusten las carreras de autos, aunque si es así, se habrá acostumbrado a este tipo de F.1 en el que todo lo emotivo se aglutina casi siempre en las vueltas posteriores a las visitas necesarias a boxes, las que permiten, al menos en este año, mediante una guerra de neumáticos cada vez más abierta, que equipos que a priori no estaban indicados para la punta puedan hacerlo a partir de ahora y ya se hable de una nueva paridad.
Otro GP de la Argentina ha terminado. En este caso, otra carrera emotiva que nos posterga, eso sí, la incomparable sensación de ver a un argentino en pista. Que 1998 (o antes) descubra ese interrogante.

Louis Chevrolet


Louis Chevrolet nació el día de Navidad de 1878 en La Chaux de Fonds, Neuchatel (Suiza), en el cantón francés. Hijo de un relojero suizo, fue su propio padre quien le empezó a inculcar sus habilidades con la mecánica. Con sólo diez años se fue con sus padres a Francia y ya a esa edad se encargó de trabajar con los trapiches y a montar y reparar las bicicletas que llegaban a sus manos.
Cogió tanta destreza en este oficio que incluso se construyó una bicicleta a la que bautizó como Fontenac, un colonizador francés. Fue el comienzo de su historia con instrumentos con ruedas: el siguiente paso era interesarse por los coches; viajó a París para trabajar como chofer. En la capital francesa consiguió introducirse en el mundo del motor más profesional y estuvo al volante de vehículos como Darracq, Hotchkiss etc. De cualquier modo muy pronto se dio cuenta que aquellos trabajos estaban muy lejos de sus aspiraciones reales por lo que tomó una decisión que marcaría su vida para siempre: con veintidós años se marchó a Estados Unidos, más concretamente a Nueva York. En este lugar trabajó también como mecánico en varios concesionarios como la Biel y la Fiat de Hollander y Tangeman, donde rápidamente demostró sus habilidades.
En 1905 empezó a circular el rumor de que Chevrolet era un magnífico conductor, con una experiencia contrastada a pesar de su juventud. Le dieron la oportunidad de competir y en su primera carrera ganó al norteamericano Barney Oldfield. Dos años después corrió con un Buick en las 500 millas de Indianápolis y empezó a batir todos los récords de la época. Lo más importante no fueron las carreras en sí, sino el hecho de que conociese a William C. Durant durante éstas. Durant no era entendido en mecánica pero sí era un tipo que manejaba su dinero como nadie. Era heredero de una gran fortuna que le había dejado su madre y también su padre, que era un especulador nato y ganaba dinero con gran facilidad. Durant invirtió su capital en una compañía de trenes, luego en carros, para posteriormente introducirse en el mundo del automóvil.
En 1911 Louis se unió a Durant, y éste se encargó de poner en marcha el primer coche que llevaría el nombre de Chevrolet, cuyos derechos eran por supuesto del hombre de negocios, Durant. Su poder era tan importante que introdujo la recién creada Chevrolet Motor Company en el mismo holding que la mítica General Motors. El símbolo característico de la firma Chevrolet tiene una curiosa historia. Durant, en uno de sus viajes a Francia vio un dibujo que le llamó la atención en la propia habitación del hotel, era una especie de rectángulo por encima de un paralelogramo. Recortó aquella forma que había en la pared y se la llevó consigo a Estados Unidos.
Uno de los coches que salieron de la fábrica Chevrolet ganó la carrera de las 500 Millas de Indianápolis, pilotado por el propio hermano de Louis, Gastón; y posteriormente Tommy Milton venció con un Frontenac. Pero en 1920 se produjeron dos hechos importantes que le alejaron definitivamente de las carreras a pesar de su calidad contrastada al volante de un vehículo: por un lado un accidente de su hermano Arthur, que pese a su destreza como conductor quedó gravemente herido en una competición en Indianápolis, y especialmente el choque mortal que sufrió su otro hermano, Gastón, en una carrera en California. Fueron dos durísimos golpes para Louis en un mismo año.
La década de los treinta tampoco comenzaría muy bien, Chevrolet contrajo varias enfermedades que le impidieron trabajar al cien por cien como siempre había hecho. Con una debilidad importante intentó inmiscuirse en otras actividades que llamaban su atención, como la aeronáutica. Trabajó en la Stutz Automobile Company, en la zona de Indianápolis y construyó una fábrica de aviones que fue un rotundo fracaso, pero eso sí, supuso una experiencia más en su vida. En 1936 regresó de nuevo al mundo del automovilismo para continuar con su labor en la división Chevrolet de la General Motors, que por aquel momento llevaba ya su propio nombre. Tampoco le salieron demasiado bien las cosas porque los beneficios eran muy escasos, así que decidió abandonar este tipo de proyectos para siempre. En un estado anímico y físico muy tocado se marchó a la ciudad de Detroit para trabajar como empleado de una fábrica, como en sus inicios. Su vida hacía tiempo que se iba apagando y definitivamente murió antes de cumplir los 63 años, el 6 de junio de 1941.
En general muchas de las marcas importantes del mercado llevan el nombre de su gestor o creador, como es el caso de Ferrari, Ford, Mercedes-Benz etc., y otros se quedaron en el camino. El caso de Chevrolet es realmente especial porque fue una firma de coches con mucho éxito, de prestigio y que vendía sin parar, sin embargo aunque estos vehículos llevan la marca de su creador, nunca fue el propietario de la misma por falta de dinero. Las pocas acciones que tenía las tenía que vender. Para poner en marcha el proyecto tuvo que asociarse con Durant, que tenía mucho dinero, pero que era un tipo poco recomendable en todos los sentidos, es más, el caso entre ambos acabó en estafa. Fue una pena que una pareja profesional que tenía todos los indicios de éxito, un técnico e imaginativo constructor como Chevrolet y un hombre de negocios que se ocupaba de la parte económica de la fusión, acabase de una manera tan lamentable. Normalmente la palabra Chevrolet está relacionado con el mundo comercial automovilístico norteamericano, pero ya hemos comprobado que su origen es mucho más complejo, que su pionero no era estadounidense, y que el símbolo de la marca tiene una historia rocambolesca.
La historia de Louis Chevrolet es poco habitual en el mundo de las firmas de coches. Dio nombre a toda una gama de vehículos y fue uno de los mejores conductores de la época, sin embargo, en lugar de tener una vida acomodada y llena de riqueza como tuvieron la gran mayoría de los pioneros de las importantes marcas, disfrutando de una vejez y admirando todo un imperio que se había formado con sus propias manos, no tuvo nada de eso, murió solo y abandonado sin que nadie se acordara de lo que había hecho.

Olivier Panis


Olivier Panis es uno de los pilotos franceses con más renombre a nivel internacional, con una victoria en su historial, nada menos que en el GP de Monaco. Hoy en día este deportista amante de la Fórmula Uno es asesor de la escuderia japonesa Toyota.
Olivier comenzó desde muy pequeño en el mundo del automovilismo ya que su pasión por este deporte era extrema. Por esta razón cuando era un adolescente debutó en la categoría de karts. En esta modalidad ganó diversos premios y carreras hasta que finalmente se hizo con una beca escolar llamada Volant Elf. Esto le llevo a poder pasar a la competición de Fórmula Renault.
Esta era una nueva categoría para Panis pero no se achicó ya que el piloto quedó en cuarta posición durante su primer año. Ya en la siguiente temporada consiguió alzarse con la victoria. Este galardón fue muy útil para el francés ya que el equipo Winfield le contrató para que pasara a formar parte de su escudería en Fórmula 3. Gracias a los avances que cada día realizaba Oliver Panis en el volante, tan solo disputó dos temporadas en esta modalidad.
De esta forma llegó el año 1992, momento en que Panis se pasa a la Fórmula 3000. Este nuevo período no es muy fructuoso para el francés aunque en la temporada siguiente la evolución como piloto fue espectacular y consiguió llevarse el título con la escudería DAMS ya que se hizo con el podio en las tres carreras últimas.
En 1994 hizo su debut en la Fórmula Uno de la mano del equipo Ligier. Su aparición en las pistas la hizo en el Gran Premio de Brasil donde quedó el onceavo de esta carrera. Al final de la temporada terminó el decimonoveno en la clasificación mundial. Pero su carrera no hacía más que empezar.Además en ese mismo año consiguió hacerse con un segundo puesto en el Gran Premio de Alemania, con lo que empezaba a verse en él su constancia y dedicación como piloto.
Al año siguiente de su entrada en la Fórmula Uno, el piloto francés volvió a lograr el segundo puesto en el circuito de Adelaida. Además en esta temporada consiguió alcanzar la octava plaza en la clasificación mundial que fue la mejor posición de toda su carrera como piloto.
Sin embargo 1996 fue un año de vital importancia para Panis debido a que pudo conseguir su primera y única victoria en un premio de Fórmula Uno. Fue en el circuito de Mónaco donde a pesar de que Olivier estaba el catorceavo en la parrilla de salida demostró su buen hacer además debido a la intensa lluvia muchos pilotos abandonaron la carrera. Panis fue constante y persistente y consiguió hacerse con la primera posición al mando de su Ligier.Al año siguiente, Olivier se trasladó al equipo Prost donde tuvo buenas carreras ya que puntuó en cuatro grandes premios consiguiendo un segundo puesto en España y la tercera plaza en el Gran Premio de Brasil. Pero el destino le jugó una mala pasada ya que lo que parecía un año prometedor se truncó al sufrir un accidente en Montreal. El piloto tuvo fracturas en ambas piernas y a pesar de que no pudo correr más en toda la temporada terminó en el noveno puesto de la clasificación mundial.Ya en el año 1998 Olivier Panis vio como su carrera automovilística empeoraba ya que no consiguió terminar el circuito en seis ocasiones y su mejor clasificación fue en el circuito de Montreal en el que quedó en el puesto noveno.
Después de este año catastrófico Oliver Panis decidió tomarse un año sabático fichando al poco tiempo como piloto probador de la escudería McLaren Mercedes.En esta nueva etapa demostró que tenía muchas cualidades como piloto y fue el equipo Bar quien le fichó para que pilotara uno de sus vehículos en la temporada del año 2001.Aquel año junto a Bar compartió equipo con su amigo Jacques Villeneuve pero ninguno de los dos consiguieron hacerse con la primera posición. De esta forma Bar acabó en el sexto lugar en la clasificación de constructores mientras que Panis consiguió hacerse con cinco puntos.
Olivier puso sus expectativas en la temporada siguiente pero tampoco dieron el fruto que se esperaba ya que tan solo sumó 3 puntos con lo que abandonó Bar para firmar un contrato con la escudería japonesa Toyota.Junto con el equipo japonés las cosas no fueron fáciles ya que en aquel año el francés tan solo consiguió puntuar en tres carreras siendo el quinto puesto en el circuito de Hockenheim su mejor posición de toda la temporada.
En el 2004 Olivier Panis toma una decisión muy importante para el futuro de su carrera profesional ya que decide retirarse del mundo de los grandes premios para continuar como piloto probador en la firma japonesa.Después de que su carrera diera comienzo en el año 1994 con Ligier, el piloto francés decidió pasar a ser tercer piloto que además de probar los vehículos, en el caso de que los pilotos oficiales no pudieran correr, tendría que ser el francés el que ocupase su puesto.Olivier Panis participó en 155 grandes premios y de momento firmó ese contrato con Toyota para ser piloto probador hasta el año 2006; además también participa en las campañas de promoción del equipo y es asesor de Toyota Drivers Academy que es un programa destinado a jóvenes pilotos.
Olivier Panis se retiro de la actividad definitivamente a comienzos de 2007 y es regularmente una de las figuras de el paddock de la F1.

Pacific Grand Prix


Después de un exitoso paso por las fórmulas menores, ganó en todas las categorías que compitió, Keith Wiggins, propietario de Pacific Grand Prix, decidió que ya era hora suficiente de competir en la máxima especialidad de monopostos, la Fórmula 1.
Los sucesos de Wiggins incluyen triunfos en la Fórmula Ford, Fórmula 3 Británica y Fórmula 3000 con pilotos exitosos como Christian Fittipaldi, Laurent Aiello, David Coulthard y Eddie Irvine, entre otros futuros volantes destacados. El primer intento de ingresar a la Fórmula 1 de parte de Wiggins ocurrió en 1992, cuando Keith intentó asociarse con la escudería Tyrrell, pero el acuerdo nunca prosperó. Entonces decidió ingresar por sí mismo en el campeonato del mundo de 1993, pero una serie de problemas financieros retrasaron el proyecto hasta 1994, año del debut de la escudería en el campeonato mundial de Fórmula 1. En principio Wiggins intentó sellar un acuerdo con Ford para utilizar impulsores Cosworth HB V8, pero el dinero no alcanzó y apenas Pacific pudo disponer de los motores Ilmor, un V10 de 3.5 litros, pero de especificación 1992. Gracias a su larga relación con el constructor británico Reynard, ambos trabajaron en conjunto para desarrollar el chasis denominado PR01.A decir verdad el flamante PR01 lucía bastante similar al Benetton B194 que llevó a Michael Schumacher al título mundial de 1994. Las similitudes más significativas eran la trompa elevada y los pontones laterales. El Pacific disponía de una caja de cambios transversal de seis marchas desarrollada por Reynard. En la faz directiva de la escudería, Paul Brown fue designado como Jefe de Diseño, Ian Dawson Team Manager y Paul Owens Ingeniero de Pista. En lo que respecta a sus pilotos, el experimentado belga Bertrand Gachot, ex piloto de Onyx, Rial, Coloni, Jordan, Lola y Venturi, fue convocado como primer piloto de la escudería, mientras que la segunda butaca fue paga y Paul Belmondo se encargó de aportar el dinero suficiente para mantenerse toda la temporada en ella. En tanto el británico Oliver Gavin fue designado como piloto tester del equipo. La escuadra hizo su debut en la primera competencia del calendario 1994, el Gran Premio de Brasil.El equipo se inscribió como Pacific Grand Prix Ltd con dos coches Pacific PR01 Ilmor 3.5 V10 y neumáticos Goodyear. Pacific arrancó la temporada prácticamente sin patrocinantes y tan solo con el nombre del equipo en ambos lados del vehículo. Además Pacific debería esforzarse para tomar parte de cada Gran Premio ya que la cantidad de competidores era de 28, es decir que el equipo debería dirimir los dos últimos puestos habilitados con Simtek u otros rivales, pero con el tiempo quedó demostrado que Simtek, también debutante, sería el rival a vencer por Pacific. En la clasificación de la primera carrera del mundial Gachot no tuvo problemas para clasificarse 25º, a una respetable diferencia de 4.767 segundos del Williams/Renault de Ayrton Senna y justo por delante del Simtek/Ford de David Brabham. Paul Belmondo en cambio no pudo cerrar ninguna vuelta de clasificación. Lamentablemente la experiencia de Gachot en carrera duró muy poco, solo 3 vueltas producto de una colisión.Aún así el equipo se marchó satisfecho de Brasil, ya que después de las pruebas de pretemporada nadie en el equipo tenía demasiadas esperanzas de que al menos uno de sus coches se clasificase para la primera carrera. En la siguiente prueba, disputada en Aída, Japón, ambos coches quedaron eliminados. Gachot perdió la última posición a manos de Roland Ratzenberger de Simtek por 0.391c.La tercera fecha del mundial se disputó en el trágico y recordado San Marino de 1994, en donde el brasileño Ayrton Senna y el propio austriaco Roland Ratzenberger de Simtek, fallecían como consecuencia de sendos despistes el día domingo y sábado respectivamente. En lo que respecta a nuestros hombres, solo Gachot se clasificaba 25º. Durante la prueba Gachot alcanzó el 18º puesto hasta que en el giro 23 se rompió el motor. En Mónaco la retirada del equipo Sauber después del terrible accidente de su piloto Karl Wendlinger el día sábado, permitía que ambos Pacific tomaran parte del Gran Premio. El primero en desertar era Gachot cuando rompía la caja de cambios después de 49 vueltas, mientras que Belmondo se retiraba por voluntad propia en el giro 53. El poco atlético estado físico del francés no soportó la exigencia del trazado monegasco.En España Sauber presentó un solo coche y el tremendo accidente de Andrea Montermini (el reemplazante de Ratzenberger en Simtek) en la clasificación del día sábado, le permitió a ambos Pacific otra doble entrada al GP. A Belmondo solo le tomó 2 vueltas despistarse, mientras que Gachot trepó hasta el 18º puesto pero abandonó cuando su alerón se desprendió a plena marcha.La siguiente ronda de Fórmula 1 fue Canadá y allí esta vez fue Simtek quien presentó un solo vehículo, con esto uno de los Pacific tenía asegurada la plaza para la carrera y como no podía ser de otra manera Gachot superó a Belmondo en la sesión clasificatoria. Después de 47 vueltas la presión de aceite del Ilmor 3.5 V10 bajó drásticamente y el belga abandonó nuevamente.
En el Gran Premio de Francia todo volvió a la normalidad y 28 coches se presentaron en la sesión clasificatoria. Jean-Marc Gounon se hizo cargo del segundo Simtek y dejó afuera a Gachot por solo 0.123c. Belmondo en otro planeta. A partir de esta carrera la brecha de performance entre Simtek y Pacific se amplió cada vez más y el equipo británico no se clasificó en ninguna otra de las restantes carreras del año (Reino Unido, Alemania, Hungría, Bélgica, Italia, Portugal, Europa, Japón y Australia). Por citar un ejemplo, en Monza la diferencia entre David Brabham (26º) y Gachot no clasificado fue de 2.768c. Gran parte de la responsabilidad recaía en el rendimiento del motor Ilmor.Aún así la mejor noticia que recibió Pacific a fines de 1994 fue el retiro de las escuderías Larrousse y Lotus. Con un solo nuevo equipo debutante en la temporada 1995 (Forti), la cantidad de competidores ascendía a 26 y con ello el equipo británico se aseguraba la participación en las 17 fechas del mundial 1995.
La temporada 1995 arrancó auspiciosa para Pacific. La principal novedad radicó en un acuerdo de cooperación con lo que quedaba en pie de la ex escudería Lotus. Es por ello que a partir de 1995 se conocería al equipo como Pacific Team Lotus. Una banda verde y amarilla cubría de extremo a extremo el nuevo PR02. El diseño del mismo les fue conferido a los ingenieros Frank Coppuck, Peter Ellingham, Geoff Aldridge y el especialista en aerodinámica Dave Watson. Por fin el equipo se había librado del motor Ilmor, llegando a un acuerdo finalmente con Ford para utilizar los Ford ED 3.0 V8. El nuevo coche difería totalmente del anterior. El PR02 contaba con una trompa baja y un diseño mucho más integrado. Gachot fue nuevamente confirmado como piloto mientras que el italiano Andrea Montermini se haría cargo del segundo coche.
El calendario 1995 arrancó nuevamente en Brasil y además del ya conocido Simtek, Pacific ahora disponía de un nuevo contrincante, el equipo italiano Forti. Gachot se lució en Interlagos y se clasificó 20º por delante de seis de sus rivales. El Pacific no solo derrotó a los dos Simtek y Forti, sino que además batió al Footwork/Hart de Taki Inoue y rodó muy cerca del Sauber/Ford de Karl Wendlinger. Montermini tampoco le perdió pisada a su coequiper y se ubicó 22º entre 26 participantes. Durante la competencia Gachot se retiró pronto en el giro 23 por rotura de caja de cambios, mientras que Andrea Montermini lentamente se encaminó hasta la bandera a cuadros. Por fin el Pacific terminaba una carrera y además lo hacia 9º por delante del Forti/Ford de Pedro Diniz, a 6 vueltas del ganador.Lamentablemente hubo que esperar otras 6 carreras para ver a un Pacific nuevamente arribando al final de una competencia. Esto ocurrió en el Reino Unido, cuando el belga Gachot culminó 12º. Las participaciones anteriores de los coches estuvieron plagadas de incidentes. Entre Gachot y Montermini se rompieron en 6 ocasiones la caja de cambios, esta cifra aumentaría al doble al final de la temporada. Tampoco faltaron las colisiones, incendios, problemas de batería, falta de gasolina, etc.
Aún así el momento de gloria de Pacific llegó en Alemania y el encargado del milagro fue Montermini. El italiano cosechó un estupendo 8º puesto en el clasificador después de completar 42 vueltas en el veloz trazado de Hockenheim. Es cierto que la competencia fue atípica con solo 9 pilotos clasificados, pero el Pacific resistió y finalizó a solo 3 vueltas del ganador Michael Schumacher.A partir de Alemania Bertrand Gachot fue suplantado por los dólares del italiano Giovanni Lavaggi. Gachot comprendió que no se trataba de un gesto de desagradecimiento de parte del equipo, sino que ellos necesitaban dinero fresco para pagar las cuentas. Es por ello que Gachot fue nuevamente convocado para las 2 últimas carreras. El dinero de Lavaggi se evaporó rápidamente y la segunda butaca de Pacific fue acaparada por el suizo Jean-Denis Deletraz después de Monza. Lavaggi solo tomó parte en 4 carreras y abandonó en todas ellas.Mientras tanto Andrea Montermini continuó con su buena forma de Alemania arribando 12º en Hungría a 4 vueltas de Damon Hill. En Portugal un doble abandono de la dupla Montermini/Deletraz, mientras que en el Gran Premio de Europa el suizo culminó 15º a 7 vueltas del ganador.
En el Gran Premio del Pacifico regresó Gachot, pero al igual que Montermini ambos abandonaron. En Japón otra doble deserción de ambos y finalmente la última prueba disputada en Adelaida, Australia. Allí Gachot minuciosamente se las compuso para terminar 8º en una carrera de eliminación, en donde Gianni Morbidelli obtuvo el 3º puesto con el Footwork/Hart.1995 fue una temporada difícil para Pacific con solo 5 arribos en 17 Grandes Premios. Aún así Montermini y Gachot sumaron entre sí dos 8º puestos. Lo mejor de Pacific en su corta historia. A fin de año se rumoreó que Pacific había llegado a un acuerdo para utilizar motores Yamaha especificación '95, pero lo cierto es que Pacific no disponía del dinero suficiente para continuar. Es por ello que Keith Wiggins comprendió que su aventura en Fórmula 1 se había terminado y decidió regresar a la Fórmula 3000 en 1996, para posteriormente marcharse a los EE.UU. a probar suerte en la serie CART.

martes, 21 de julio de 2009

GP de Argentina/1998


"Faltan pocos giros y la Ferrari de Schumacher está a punto de hacer saltar a la tribuna. El alemán dio otra gran lección de estrategia y talento a la marca después de 42 años sin hacerlo aquí." Asi lo reflejo la revista Corsa en su edicion 1654. Seria el ultimo Gp de Argentina hasta la fecha...

Las pruebas llevadas a cabo por Ferrari, Jordan y Williams en Barcelona, y Benetton en Silverstone, servían para poder frenar a los McLaren, cuyos pilotos se tomaron unas merecidas vacaciones repartidas entre Uruguay y Miami.Para Ferrari este año es muy importante, sobre todo después de que Luca de Montezemolo asegurara en la presentación del equipo, que este año no valía con ser segundos...
El equipo italiano está obligado a ganar y conservar de esa forma a Schumacher con ellos, si no los “cantos de sirena” que le llegan al alemán desde Mercedes, le podrían hacer cambiar de aires... En la tabacalera West, para quien el mercado alemán es el más importante, están dispuestos a hacerle un puente de oro, mejor incluso que el que le tendió Marlboro en su momento. La única solución para que Schumacher se quede en el equipo pasa por un coche capaz de ganar carreras.
La demostración realizada por el alemán y la alegría exteriorizada en el podio por los dos pilotos y Todt, parecían mostrar que hay Ferrari y Schumacher para rato. El equipo italiano se está esforzando mucho y exige a Goodyear la misma dedicación. Los ingenieros de la marca americana han tenido que trabajar a marcha forzada para recuperar el tiempo perdido. Esta mejoría en los neumáticos y un coche más equilibrado, permitieron a Schumacher volver a luchar por la “pole”, algo que parecía que tenia olvidado, y ganar una carrera, algo que no ocurría desde el G.P. de Japón del año pasado.
La mejoría de prestaciones de los coches calzados por Goodyear se puso de manifiesto ya el viernes por la mañana, cuando Schumacher sorprendió a los McLaren. No solamente el alemán estuvo en los puestos de punta, sino que también Villeneuve pudo demostrar ciertos progresos en su monoplaza, aunque menos evidentes que los de Ferrari. Ralf Schumacher y Damon Hill se permitieron el lujo, aunque fuera en unos entrenamientos libres, de superar a Mika Hakkinen, ganador de las dos primeras carreras de la temporada. Los pilotos de McLaren se limitaron en los primeros entrenamientos a rodar unas pocas vueltas para no asustar a nadie...
Schumacher utilizó el viernes por primera vez el nuevo alerón trasero que da una mayor carga aerodinámica, muy importante en este circuito, aunque él e Irvine tuvieron que esperar al sábado para volver a montar en sus coches el motor 047D estrenado en Brasil, que da unos 15 CV más y con el que se ganan 300 RPM. Ambos coches tenían las suspensiones modificadas para adaptarlas a los nuevos neumáticos.
En Williams las cosas no están saliendo bien y eso se puso de manifiesto el primer día de entrenamientos. El equipo británico hizo viajar a Patrick Head, que no tenia previsto acudir a la Argentina, para intentar ayudar en la puesta a punto de los coches y además tuvo que traer piezas de recambio ya que Frentzen embistió fuertemente al piloto local, Esteban Tuero, en la segunda sesión de entrenamientos libres, dañando seriamente al Williams FW20. Villeneuve también se salió de la pista el viernes por la mañana y no pudo rodar por la tarde ya que dañó severamente la caja de cambios.
Los dos pilotos del equipo británico se quejaron del comportamiento extraño de sus coches. Villeneuve tenia subviraje y Frentzen sobreviraje. En carrera ninguno de los dos estuvo a la altura de las circunstancias.
Otra de las novedades más visibles en los monoplazas eran los alerones laterales que presentaba el Jordan, siguiendo la moda creada por Tyrrell el año pasado. La búsqueda de apoyos aerodinámicos de los ingenieros no cesa, y solamente el McLaren creado por Newey es el que no presenta modificaciones de importancia, ya que el secreto radica en su diseño inicial y tiene algo que todavía no han descubierto sus rivales. Para algo Ron Dennis le paga casi tres millones y medio de dólares... Al contrario que Jordan, Ligier, que tenia ese tipo de alerones en Brasil, no los llevaba en Buenos Aires. Los entrenamientos del viernes, que tradicionalmente no aportan gran cosa, en esta ocasión sirvieron para prefigurar casi exactamente la grilla de partida del domingo. Solamente Villeneuve falló en los pronósticos.
David Coulthard fue finalmente el más rápido el viernes y repitió el sábado, en una emocionante sesión cronometrada. Durante toda la noche del viernes al sábado estuvo lloviendo, pero el sábado no llegó a llover en todo el día. La primera sesión de entrenamientos sabatina se retrasó 4 minutos ya que debido a la niebla, el segundo helicóptero médico llegó con retraso. Esta sesión, como la primera del viernes se disputó con la pista mojada, pero paulatinamente se fue secando y la puesta a punto definitiva, antes de la sesión cronometrada, se pudo realizar con el suelo seco. Por primera vez en la temporada hubo una verdadera lucha por la “pole position”. El primero en rebajar el tiempo que Schumacher había logrado por la mañana fue Hakkinen, y todo hacía presagiar un nuevo dominio de los McLaren, pero no fue así, ya que prácticamente a continuación el alemán descendió por debajo del 1m27s. Después de media hora de clasificación y aunque Coulthard y Hakkinen intentaron desbancar a Schumacher, el alemán seguía encabezando la parrilla, mejorando incluso su tiempo en un segundo intento. La hegemonía de McLaren dejó de existir por un buen rato, incluso Ralf Schumacher fue tercero durante cierto tiempo, mientras Hill era sexto a falta de 18 minutos para finalizar los entrenamientos.
El resurgir de McLaren se produjo restando un cuarto de hora para acabar los movimientos. Coulthard bajó el minuto 26 segundos, mientras Hakkinen lograba la tercera posición e Irvine la cuarta. Los dos McLaren frente a las dos Ferrari, vigilados de cerca por Ralf Schumacher y Frentzen, que superó a Villeneuve. Hill finalmente quedó "descolgado" al hacer un trompo en la última vuelta lanzada, cuando estaba mejorando su tiempo. Por último, cabe destacar que Michael Schumacher no necesitó el nuevo alerón trasero para lograr su mejor tiempo y la victoria en la carrera.
El planteamiento del GP por parte de Ferrari fue bastante arriesgado. Schumacher arriesgó al máximo en la partida, se mantuvo detrás de Coulthard hasta que, viendo que éste era más lento ya que llevaba más combustible, lo atacó en el momento preciso, sin importarle llegar al contacto físico, colisionando los dos coches, muy al estilo Schumacher... Coulthard perdió un tiempo precioso y el liderazgo de la carrera, que quedó en poder del alemán.
Desde ese momento se vio que Schumacher iba a por todas, ya que tenía que parar dos veces y los McLaren sólo una. En cuatro vueltas la Ferrari contaba ya con cinco segundos de ventaja sobre Hakkinen, que era seguido de cerca por Villeneuve y Alesi. Este último realizó una gran arrancada que lo llevó desde la 11' posición hasta la quinta en sólo cinco vueltas. Todo lo contrario le ocurrió a Ralf Schumacher, que desde la quinta posición se vio retrasado hasta la 13' en la salida.
Como hizo Hakkinen en Brasil, Schumacher distanció en este caso al piloto de McLaren a un ritmo de un segundo por vuelta, hasta estabilizar su diferencia en 12 segundos a partir de la duodécima ronda. El piloto germano marcó en varias ocasiones las vueltas más rápidas y el ritmo de la carrera. Las paradas en boxes, que en otras ocasiones deciden la competencia, esta vez no tuvieron tanta influencia. Alesi fue el primero en parar y al querer salir demasiado deprisa, se llevó enganchada una manguera y rompió el alerón lateral derecho del Sauber; afortunadamente no sucedió nada más. Detrás del francés, en la vuelta 27 se detuvieron Michael Schumacher, Damon Hill y Eddie Irvine.
En esos momentos Hakkinen pasó a comandar la carrera, con 10 segundos de ventaja sobre las dos Ferrari de Schumacher e Irvine. La única vez que se vio a Villeneuve en los puestos de punta, después de las primeras vueltas, fue en esa fase de la carrera, ya que el canadiense resultó de los últimos en parar en boxes, rodando al límite de su monoplaza mientras estuvo en pista.
En la vuelta 33, Coulthard entró a boxes dejando claro que los McLaren sólo iban a parar una vez, lo mismo que Villeneuve v Frentzen.
No solamente las manos de Schumacher hicieron el milagro, ya que Irvine, que no es un piloto de gran finura, también estuvo siempre en los puestos delanteros de la carrera.
Hakkinen aguantó todo lo que pudo en la pista, siendo el penúltimo en parar en boxes. El finlandés quiso aumentar su diferencia con Schumacher al máximo, pero nunca llegó a tener más de 14 segundos, insuficientes para mantenerse a la cabeza después del repostaje.
Schumacher tomó de nuevo el mando de la carrera en la vuelta 43, y como sabía que tenia que parar de nuevo, se lanzó a otro “sprint” para intentar distanciar al máximo a Hakkinen, que estaba a 10 segundos. El alemán adelantó a los doblados en vueltas, por todas partes, apurando al máximo cada metro de la pista, y ello le valió ir arañando segundo a segundo a Hakkinen, que se mostró demasiado confiado en que no tenía que parar en boxes. Mientras en la pista Schumacher se deshacía con facilidad de sus rivales, el Director Deportivo de Ferrari no pareció entenderlo así, y fue a reclamar al box de Jordan ya que consideró que Hill estaba obstaculizando a su piloto. El británico se pasó de frenada en la curva Senna y embistió por detrás al Sauber de Herbert, a quien pinchó la rueda trasera derecha obligándole a abandonar...
La vuelta 52 podía ser clave para el desarrollo de la carrera. Schumacher tuvo que realizar su segunda parada en boxes, pero sus mecánicos tardaron solamente 8 segundos en el reabastecimiento y lograron enviar a su piloto a la pista por delante de Hakkinen.
A partir de entonces el desafío de Schumacher y Ferrari estaba ganado. Mientras el alemán repostaba, Coulthard y Villeneuve luchaban por la sexta posición, colisionando en la curva Senna y quedando el piloto de Williams apeado de la carrera.
La lucha por el tercer puesto entre Würz e Irvine fue una de las muchas que hubo en esta carrera. El austriaco logró superar al irlandés faltando siete vueltas para el final, pero hizo un trompo un poco más tarde, dejando a la Ferrari la tercera posición, justo cuando estaba cayendo una fina lluvia sobre el circuito. En la vuelta 66 la afición argentina se quedó sin su ídolo, Esteban Tuero, que se salió de la pista al final de recta. El joven de 19 años realizó una buena carrera a pesar de que en la vuelta 36 entró a boxes precipitadamente al pinchar una goma y sus mecánicos no estaban preparados, perdiendo cuarenta segundos en el box.
El alemán puntero “quiso” dar un poco más de emoción a la carrera y se salió ligeramente de la pista restando cinco vueltas, aunque pudo dominar sin problema su monoplaza, volviendo a la lucha sin mayores contratiempos. Los 12 segundos de ventaja que llevaba a Hakkinen fueron suficientes para que siguiera primero. Fisichella, al igual que su compañero Würz, también cometió un error en las últimas vueltas y ello le hizo perder la sexta posición en favor de Coulthard, mientras Hakkinen no quiso arriesgar en las rondas finales y se limitó a dejar marcharse a Schumacher, que siguió arriesgando como siempre.
La victoria de Michael Schumacher y Ferrari relanza el Campeonato, que parecía iba a ser un paseo de los McLaren. Este circuito porteño es muy especial y quizá a ello se deba que la Ferrari haya sido tan competitiva, pero lo cierto es que el equipo italiano ha sabido enderezar el rumbo de su nave, algo que no está haciendo Williams, que se ve abocada al fracaso una carrera tras otra. Los pilotos de Benetton, Würz (24 años) y Fisichella (25 años) son jóvenes y cometen errores en los momentos más delicados, y ello les ha privado de una mejor clasificación en esta carrera. Alesi realizó una gran demostración, llena de pundonor y no exenta de problemas, acosando durante una fase de la carrera a Villeneuve y aguantando a Coulthard sin inconvenientes. Este último logró finalmente la sexta posición, después de colisionar en tres ocasiones. una con Schumacher, otra con Tuero, al restarle una vuelta, y finalmente con Villeneuve. La próxima prueba se disputa el día 26 de este mes en el circuito italiano de Imola, donde la potencia del motor Mercedes puede compensar la habilidad y el riesgo que asume Schumacher en sus carreras, pero el equipo italiano tiene ya mejoras preparadas para “su” Gran Premio.

Luigi Fagioli


Luigi Fagioli (el gran Fagioli, le llamaba el muy experto George Monkhouse) fue uno de los grandes pilotos de Grand Prix de su tiempo. Quizá no llegó al nivel de los excelsos Varzi, Caracciola, Nuvolari o Fangio, pero sí logró batirles en ocasiones.
Piloto automovilista de amplio historial, muerto a consecuencia de las heridas sufridas cuando, entrenando en el circuito de Mónaco el 31 de Mayo de 1952, estrelló su Lancia Aurelia B20 GT a la salida del Tunnel du Tir aux Pigeons. De forma incomprensible, FAGIOLI perdió el control del Lancia y chocó contra el muro.
Ese año, el tradicional Grand Prix había sido sustituído por dos carreras de sport. El piloto participaba en la clase hasta 2,0 litros y la causa de que su Aurelia impactara con su extremo delantero derecho en la pared rocosa del final del túnel no pudo explicarse. Con heridas que, en principio, no parecían alarmantes (fracturas de rodilla y muñeca y conmoción cerebral), Fagioli sobrevivió durante tres semanas, resistiéndose a la muerte, pero, tras cumplir 54 años en su lecho de hospital, cedió a las 6:45 h del viernes 20 de Junio. En aquel mismo circuito había quedado 2º en 1931, 3º en 1932 y obtenido una notable victoria en 1935, aunque también había sufrido otro accidente en 1936. Luigi Fagioli, un hombre simple y voluntarioso –pero orgulloso y obstinado, taciturno e irascible-, fue un piloto de primera fila, conocido y apreciado, y su recuerdo no se desvanecería rápidamente: en su ciudad natal se fundaría en 1989 el Autoclub Luigi Fagioli, y en 2003 (más de medio siglo después de la extinción del piloto) se celebraría en Gubbio (sobre la strada que lleva a Madonna della Cima) el XXXVIII Trofeo Luigi Faglioli, cuyo vencedor absoluto fue O. Bonucci (con Osella PA9), ante Roberto Benelli (Chevron B19) y David Baldi (Ford Capri).
Nacido en Osimo el 9 de Junio de 1898, tras un tiempo practicando el motociclismo (victoria en la Copppa della Mengara 1924 con Borgo 500 cm3), había empezado a competir con autos a una edad tardía, en 1925; pero compensó este retraso con su estilo recio y agresivo, desarrollando una carrera prolongada y fructífera con marcas como Salmson, Maserati, Alfa Romeo, Mercedes-Benz, Auto Union, Cisitalia, Fiat, OSCA y Lancia. El hombre que fue –en ocasiones-- más rápido que Nuvolari y Caracciola, sumaba en su palmarés más de veinte victorias de primera clase y un incontable número de puestos de honor.

Al principio de su carrera automovilista se le vería disputar con estilo de atacante el Circuito di Perugia, la Salita della Mengara o la Coppa della Perugina. Con Salmson fue, entre otros buenos resultados, 1º de clase en el Circuito del Savio (Ravenna) y 2º en la Targa Florio Veturette 1927, mientras que sobre un Maserati conquistó la Corsa in Salita Tolentino/Colle di Palermo 1929. También utilizó un Maserati en 1930, un 26M, para vencer en Avellino y Montenero (Coppa Ciano). Como ya se ha dicho, en 1931 llevó su Maserati 8C 2.500 al 2º puesto en el GP de Mónaco, tras el Bugatti Type 51 de Louis Chiron; en Túnez también fue 2º, mientras que en el GP de Monza conduciría el 26M a la victoria: en una manga ante René Dreyfus, y en la final, ante el Alfa Romeo de Baconin Borzacchini y el Bugatti de Achille Varzi, a 155,4 Km/h, a pesar de que su Maserati era menos potente y de que tuvo que detenerse a cambiar los neumáticos.
En 1932 ganó el GP Real de Roma (circuito Littorio, con un Maserati V5), fue 2º en Monza, en Masaryk (Brno) y en el Grand Prix de Italia, así como 3º en Monaco y Avellino. Enzo Ferrari se fijó en él y la siguiente temporada entró en la Scuderia, a la que recompensó ganando la Coppa Acerbo de Pescara con un Alfa Romeo B o P.3 (batiendo al Maserati de Nuvolari) y el GP de Comminges (batiendo al de Wimille), mientras que en el GP de Marseille entró 2º (tras Chiron).

Entre sus más bellos triunfos podría destacarse el del Gran Premio de Italia de 1933 (cinco semanas después de Comminges), en el que superó, con el Alfa Romeo P.3, a los Maserati de Tazio Nuvolari y Goffredo Zehender a 186,34 Km/h, con récord de vuelta incluído. Esa temporada se proclamaría campeón de Italia.

Ya con un Mercedes-Benz, volvió a anotarse la X Coppa Acerbo 1934, en Pescara y de nuevo ante Nuvolari. De su estancia en la Mercedes-Benz, Fagioli sacó el convencimiento de que era mejor piloto que su jefe de filas, der Regenmeister Caracciola, y no perdió ocasión de intentar demostrarlo. Su fuerte carácter le llevó a entablar enormes trifulcas con el director deportivo de la marca, Alfred Neubauer, cuando se sentía postergado. En la EifelRennen de 1934 logró superar a su compañero de marca Manfred Pechvögel VonBrauchitsch, pero desde el stand le señalaron imperiosamente que debía dejarse adelantar por el alemán. Fagioli se resistía, aunque acabó deteniendo ostensiblemente el Mercedes al borde de la pista y marchándose del circuito a pie. Entretanto, ganó el Gran Premio de Italia de 1934 (victoria compartida con Rudolf Caracciola, que se había lesionado un codo) y el de España (en Lasarte, por delante de un Carach algo disminuído en sus facultades por las secuelas de su terrible accidente de Mónaco, que le había dejado una pierna más corta). En Lasarte (Grand Prix de España 1934) FAGIOLI no era el favorito, pero, después de una carrera magnífica, ganó la prueba ante Caracciola, Nuvolari y Leiningen/VonStuck. Luigi fichó 5º en la 1ª vuelta (tras VonStuck, Caracciola, Wimille y Chiron), pero era 4º en la 2ª, 3º en la 4ª, 2º en la 12ª y 1º en la 15ª. Tras ceder dos vueltas a Carach, retomó la primera plaza y no la abandonó hasta cumplirse las 30 vueltas. Esta fue también una de sus grandes carreras, aunque el héroe de la misma había sido Hans VonStuck, quien dominaba la prueba hasta que una avería de su Auto Union nº 6 le deja tirado en Recalde. Pero consigue volver a boxes en un taxi y toma el Auto Union nº 22 menos potente de Herman ZuLeiningen, con el que remonta, bate el récord de vuelta (6 mn 20 s ~ 164 Km/h) y consigue clasificarse 4º. En la segunda foto vemos a FAGIOLI protegiéndose con una lona de las salpicaduras del carburante durante el reavituallamiento de media carrera, del que salió 2º con su Mercedes-Benz W25 nº 18 de ululante doble compresor, tras el auto gemelo nº 2 de Caracciola. El cartel anunciador del X Circuito Automovilista de San Sebastián, Gran Premio de España 1934, está firmado por Viejo Santamaría. 1936 no fue tan buen año: se accidentó en Mónaco, bajo la lluvia. Cuando pasó a Auto Union, en 1937, continuó rivalizando con Caracciola (que seguía fiel a Mercedes-Benz), pero sólo fue 4º en Pescara y 5º en Tripoli. A fin de temporada, padeciendo un severo reumatismo se retiró de la competición, a la que no retornaría hasta la postguerra, con Cisitalia, Fiat Monaci y Maserati. En 1949, Fagioli fue 1º de clase 1.100 cm3 con un OSCA en el Circuito di Pescara/Coppa Acerbo donde tanto había brillado tres lustros antes (el vencedor absoluto de la bellissima corsa -conforme a un titular de "La Gazzetta dello Sport"- fue Franco Rol, con Alfa Romeo), y la temporada siguiente se incorporó al naciente campeonato del mundo de conductores de fórmula I en el seno de la escudería Alfa Romeo, junto a Fangio y Farina, para reemplazar a Consalvo Sanesi, herido en las Mille Miglia. Un fuerte trío cuyos nombres figuran consecutivamente en el diccionario de pilotos de fórmula I, aunque la cabeza de la clasificación final la ocuparon en orden inverso: Fagioli (con 4 segundas plazas) fue 3º, a 3 puntos de Fangio y a 6 de Farina. En 1951 secundó a Fangio en la consecución del Gran Premio del ACF y de Europa para Alfa Romeo, y, desde entonces, figura en los libros de récords como el piloto más viejo ganador de un Grand Prix puntuable: 53 años y 22 días de edad. Pero el orgulloso Fagioli no quería ser escudero de nadie, y el hecho de que, cuando iba en cabeza, el jefe de equipo le obligara a ceder su monoplaza a Juan-Manuel le encolerizó hasta el punto de que abandonó la fórmula I. No obstante su edad avanzada, en las Mil Millas de ese año había realizado otra carrera plena de energía y talento, llevando el pequeño OSCA 1.100 al 8º puesto en la general y al 1º de categoría y cilindrada (a 112,7 Km/h de velocidad media y acompañado de Vincenzo Borghi), lo cual repetía, o casi, el resultado de la anterior edición, superádolo en la Targa Florio 1952 (3º, con Borghi y sobre Lancia Aurelia B20) y en las Mil Millas 1952.

Bajo un aguacero casi ininterrumpido y copilotado por Berckheim esta vez, el correoso Fagioli llevaba de nuevo un Lancia Aurelia B20 GT coupé de dorsal nº 4:37 (V6 de 1.991 cm3, 90 HP a 4.700 R/mn, 980 Kg, 175 Km/h) al 3er puesto scratch (a 123,46 Km/h de media), por delante de su antiguo colega y rival, el casi tan viejo Rudolf Caracciola, que disponía de un nuevo Mercedes-Benz 300 SL (6 en línea, 2.996 cm3, 210 HP a 6.000 R/mn, 1.300 Kg, 230 Km/h) y terminó 4º, ayudado por Kurrle y empleando 8 minutos más que Luigi.

lunes, 20 de julio de 2009

Modena Team Spa


Después de suplir motores a equipos clientes durante dos temporadas, la marca italiana Lamborghini decidió que era hora de construir su propio coche y convertirse junto a Ferrari en equipo integral de Fórmula 1. Lamentablemente la aventura de Lambo no iba a resultar como ellos querían.
Lamborghini arrancó su aventura en F1 en la temporada 1989, cuando la firma italiana construyó un motor V12 a 80º de 3.5 litros para la escudería Lola. Los resultados de aquel año no fueron sobresalientes, pero tampoco desastrosos. El motor se rompió en reiteradas ocasiones, pero en una oportunidad el francés Philippe Alliot marcó el 5º tiempo de clasificación y en dos ocasiones ocupó la 7º plaza. En carrera el piloto francés arribó 6º en España dándole el primer punto al motorista italiano.En 1990 Lamborghini subió la apuesta y también motorizó a la escudería Lotus. Los motores siguieron fallando, pero cada vez menos, y los buenos resultados no tardaron en llegar. El francés Eric Bernard de Lola arribó 4º en el Reino Unido y 6º en Mónaco y Hungría, mientras que Derek Warwick de Lotus finalizó 5º en Hungría y 6º en Canadá. Por su parte Aguri Suzuki de Lola brilló arribando 6º en el Reino Unido y España y subió al podio (3º) en Japón.
Con estos buenos antecedentes Lamborghini decidió que ya era hora de construir su propio chasis, aunque sin dejar de proveer motores a otro equipo, que en este caso sería Ligier. En el verano de 1990 el primer prototipo de Lambo ya estaba listo para rodar. El proyecto iba a ser financiado por el hombre de negocios mexicano Fernando González Luna, quien había prometido desembolsar $ 20 millones de dólares. Claro que este dinero nunca llegó, ya que González Luna se fugó de un día para el otro. Aún así Lambo siguió adelante.El piloto seleccionado para testear el flamante Lamborghini 291 fue el italiano Mauro Baldi de Alfa Romeo, pero finalmente los conductores seleccionados fueron el italiano Nicola Larini y el piloto belga Eric van de Poele. Mario Tolentino se ocuparía del coche de Larini, mientras que Dave Morgan se ocuparía de van de Poele.La primera ronda del calendario 1991 se disputó en el trazado callejero de Phoenix, EE.UU. Allí la escudería se presentó con el nombre de Modena Team SpA con dos unidades Lambo 291 impulsados por motores Lamborghini 3.5 V12, neumáticos Goodyear y lubricantes Agip. Las expectativas eran altas, pero sin olvidar que se trataba de la primera competencia de sendos vehículos.
Ayrton Senna de McLaren/Honda marcaba la pole position aquel día con un registro de 1'21.434. Nicola Larini por su parte cronometraba 1'25.791 y alcanzaba el 17º tiempo del día. Nada mal por ser la primera vez. Larini estaba por delante de otros 17 rivales. Eric van de Poele sufría inconvenientes mecánicos y no podía clasificarse. Durante la competencia Larini se mantuvo alejado de los incidentes y avanzó hasta la destacada 7º casilla final del clasificador, después de 2 horas de carrera. El italiano terminaba a 3 vueltas de Senna pero demostrando la fiabilidad del modelo 291 en su primera participación.Sin embargo los ingenieros de Lamborghini nunca hubiesen imaginado que este resultado iba a ser por lejos el mejor de toda la historia de Lambo como equipo integral, y que sus coches tan solo iban a tomar parte de un Gran Premio en 5 ocasiones más.
La segunda ronda del calendario se llevó acabo en Brasil. Allí ni Nicola Larini ni Eric van de Poele lograron clasificarse para tomar parte de la competencia. En San Marino el belga tomaba parte de la carrera desde el 21º puesto de la grilla, mientras que Larini quedaba eliminado. El equipo tan solo aspiraba a culminar la carrera. Sin embargo con el transcurrir de las vueltas van de Poele fue avanzando y ganando posiciones de manera sostenida hasta alcanzar de manera sorprendente la 5º plaza a muy poco del final. Cuando Modena Team SpA ya se disponía a festejar la obtención de sus primeros 2 puntos de la temporada, problemas con la presión de carburante dejaron a un desconsolado van de Poele a la vera del camino. Fue una tremenda decepción para el equipo, faltaban apenas 4 vueltas para el final. El milagro se les había escurrido de las manos.Después de San Marino ya nada sería igual para el equipo italiano. La frustración se adueñaba del espíritu de la escudería tras 5 eliminaciones consecutivas (Mónaco, Canadá, México, Francia y el Reino Unido). Recién en Alemania por fin uno de sus coches tomaba nuevamente parte de un Gran Premio. Larini se clasificaba 24º y una colisión en la primera curva lo dejaba afuera. La ansiedad le ganaba al joven italiano.En Hungría Larini tendría una pequeña revancha, ya que otra vez clasificaba 24º y después de 74 vueltas veía la bandera a cuadros por segunda vez en la temporada. Concluía 16º a 3 vueltas de Ayrton Senna. El consuelo era magro para un motorista como Lamborghini que había sabido sumar puntos de manera regular la temporada pasada.Ambos coches eliminados en Bélgica, pero en Italia otra vez Larini se clasificaba y van de Poele eliminado por 9º vez consecutiva. Definitivamente el belga ya había perdido toda su motivación. Nicola concluía último en el Gran Premio de casa (Italia) a 5 vueltas del Williams/Renault de Nigel Mansell.
En Portugal, España y Japón la debacle de la escudería se acentuaría aún más con 3 eliminaciones consecutivas. En Australia, última válida del mundial, Larini mostraba su clase en la clasificación obteniendo el 19º puesto de la grilla a 3.895c del poleman. Definitivamente en los circuitos callejeros el rendimiento del coche Lambo 291 mejoraba notablemente, pero en gran parte esto se debía a la capacidad de su volante italiano. La aventura de Nicola en carrera duraba solo 5 vueltas producto de un despiste. Se había terminado el año y con ello la aventura de Lambo como equipo integral.El balance del año era 100% decepcionante. Sus coches tomaban parte en solo 6 de los 16 Grandes Premios del año. En las 6 ocasiones mencionadas solo uno de sus pilotos se clasificaba, mientras que el otro siempre quedaba eliminado en la sesión clasificatoria. Nicola Larini tomaba parte en 5 competencias (terminaba en 3 y abandonaba en las otras 2) y el piloto belga Eric van de Poele en 1 y abandonaba.
La falta de organización de la escudería italiana era total, en San Marino, 3º fecha del mundial, Jaime Manca Graziadei, integrante del equipo opinaba: "Realmente no ha habido mucha organización de ninguna clase a excepción de la de Mauro (Forghieri) que no dejaba que nadie excepto él, ejerza influencias en la dirección del equipo."La escudería francesa Ligier, que esa temporada '91 utilizó el mismo Lamborghini 3.5 V12 de Lambo, tuvo una temporada mucho más decorosa, aunque ninguno de sus dos pilotos logró sumar puntos, aunque estuvo cerca en un par de ocasiones.Lamborghini decidió disolver el equipo a fin de temporada, pero siguió proveyendo de motores a otros dos equipos en 1992 (Minardi Team y Venturi Larrousse) con magros resultados, mientras que en 1993 (último año del motorista en F1) continuó solamente con Larrousse.