
Sin embargo, en otras épocas se podía experimentar mucho con las formas, y los resultados a veces no resultaban muy estéticos. ¿Lo de la belleza es relativo a la época?
Puesto 5: Amon AF1
Comenzamos la lista con el Amon F1. Este “tanque” proyectado por Gordon Fowell y pilotado por Chris Amon, además de feo era una carroza de lento. Tuvo su estreno en el Gran Premio de España de 1974 en Jarama, en el que consiguió dar 22 vueltas antes de abandonar por problemas en los frenos.En todas las otras carreras en las que se presentó, nunca llegó a clasificarse. Incluso, en el GP de Alemania del 74 dos pilotos intentaron meter el coche en la carrera. Chris Amon, piloto y dueño del equipo, contrató a Larry Perkins en un intento in extremis de conseguir resultados positivos, que nunca llegaron.
Puesto 4: March 721 (Eifelland Type 21)

Con líneas poco armoniosas, el coche tenía una “gran boca” frente del piloto por la que entraba el aire, para luego pasar alrededor del cockpit hasta llegar al motor. El retrovisor central quedaba en frente del piloto, que para observar los adversarios tenía que mirar hacia arriba e intentar ver algo por sobre el alerón.
Stommelen, al menos, consiguió estar en la grilla de salida en todos los Grandes premios en los que se presentó el equipo, hecho que demuestra que el March 721 era un buen coche. En el equipo oficial, el 721 “original” era conducido nada menos que por Ronnie Peterson y Niki Lauda. Por su parte, el equipo Eifelland sólo duró 8 carreras con este extraño coche.
Puesto 3: March 711

Puesto 2: Ensign N179

La escudería corrió las dos primeras etapas del año con los viejos y pesados N177. Este nuevo modelo se basaba en la mejoría de la distribución de peso para mejorar el efecto suelo del coche, pero no lo consiguió. Su única aparición fue en Kyalami, ya que luego el equipo optó por cambiar la configuración del N179 por otra más armoniosa y con una delantera “estándar”. Pero no mejoró nada, el coche era realmente malo.
Puesto 1: Ligier JS5

Para el Gran Premio de España, disputado en Jarama, la entrada de aire se cambió por otra de dimensiones convencionales (y reglamentarias), por lo que el Ligier se transformó en un discreto coche azul. Sin embargo, y gracias –sobre todo– a su perfil, se queda con nuestro premio al coche más bizarro de la historia.
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