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viernes, 21 de agosto de 2009

Los 5 monoplazas mas extravagantes de la historia de la Formula 1

Ahora que tanto se habla del diseño de los monoplazas, de gurúes como Ross Brawn o Adrian Newey y sus desarrollos, quizá convenga reflexionar un poco sobre los darwinianos pasos que ha dado la aerodinámica –y la forma de los coches en general– en su evolución. El tema da para varios posts que tengo en la cabeza, como “la era de los alerones altos” o “¿en qué momento las ruedas engordaron tanto?”. Lo que sí puedo decirles es que hay una constante: año tras año, una reglamentación cada vez más restrictiva hace que los coches se parezcan más entre ellos.
Sin embargo, en otras épocas se podía experimentar mucho con las formas, y los resultados a veces no resultaban muy estéticos. ¿Lo de la belleza es relativo a la época?


Puesto 5: Amon AF1

Comenzamos la lista con el Amon F1. Este “tanque” proyectado por Gordon Fowell y pilotado por Chris Amon, además de feo era una carroza de lento. Tuvo su estreno en el Gran Premio de España de 1974 en Jarama, en el que consiguió dar 22 vueltas antes de abandonar por problemas en los frenos.
En todas las otras carreras en las que se presentó, nunca llegó a clasificarse. Incluso, en el GP de Alemania del 74 dos pilotos intentaron meter el coche en la carrera. Chris Amon, piloto y dueño del equipo, contrató a Larry Perkins en un intento in extremis de conseguir resultados positivos, que nunca llegaron.

Puesto 4: March 721 (Eifelland Type 21)

En el cuarto puesto encontramos un curioso monoplaza con retrovisor central, y una poco agraciada entrada de aire definitivamente bizarra. El equipo alemán Eifelland entró en la categoría reina en 1972 comprando y modificando los chasis del March 721. El coche era pilotado por –el también alemán– Rolf Stommelen.
Con líneas poco armoniosas, el coche tenía una “gran boca” frente del piloto por la que entraba el aire, para luego pasar alrededor del cockpit hasta llegar al motor. El retrovisor central quedaba en frente del piloto, que para observar los adversarios tenía que mirar hacia arriba e intentar ver algo por sobre el alerón.
Stommelen, al menos, consiguió estar en la grilla de salida en todos los Grandes premios en los que se presentó el equipo, hecho que demuestra que el March 721 era un buen coche. En el equipo oficial, el 721 “original” era conducido nada menos que por Ronnie Peterson y Niki Lauda. Por su parte, el equipo Eifelland sólo duró 8 carreras con este extraño coche.


Puesto 3: March 711

La famosa “tabla de planchar”. Un extraño alerón delantero apto para la práctica del Surf, daba a este monoplaza aspecto de cualquier cosa menos de Fórmula 1. En la foto del post, el español Alex Soler-Roig conduce este “engendro” en Montjuic, Barcelona, en el Gran Premio de España de 1971. Era un buen coche. Con él, Ronnie Peterson consiguió cinco podios (pero ninguna victoria), lo que le valió el subcampeonato tras Jackie Stewart.


Puesto 2: Ensign N179

En el segundo puesto tenemos una “escalera” de radiadores frontales. Ensign N179 disputó solamente las tandas clasificatorias de un Gran Premio, pero aún así mucha gente lo recuerda. Pilotado por Derek Daly en el GP de Sudáfrica de 1979, el coche logró un resultado para el olvido: ni siquiera clasificó para la carrera.
La escudería corrió las dos primeras etapas del año con los viejos y pesados N177. Este nuevo modelo se basaba en la mejoría de la distribución de peso para mejorar el efecto suelo del coche, pero no lo consiguió. Su única aparición fue en Kyalami, ya que luego el equipo optó por cambiar la configuración del N179 por otra más armoniosa y con una delantera “estándar”. Pero no mejoró nada, el coche era realmente malo.


Puesto 1: Ligier JS5

Y llegamos al primer premio, el monoplaza más bizarro de la historia de la Fórmula 1. Presentado por el equipo Ligier en 1976, fue motivo de burla por su formato poco convencional. Con Jacques Laffite al volante, este coche “con periscopio gigante” disputó solamente tres carreras, ya que luego ese tipo de toma de aire excesivamente grande fue prohibida. Con ella, el francés consiguió el cuarto puesto en el Gran Premio de Estados Unidos en Long Beach. Cuando fue prohibida, el JS5 demostró ser un buen coche más allá de las formas, y Lafitte consiguió aquel año tres podios más.
Para el Gran Premio de España, disputado en Jarama, la entrada de aire se cambió por otra de dimensiones convencionales (y reglamentarias), por lo que el Ligier se transformó en un discreto coche azul. Sin embargo, y gracias –sobre todo– a su perfil, se queda con nuestro premio al coche más bizarro de la historia.

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