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viernes, 12 de junio de 2009

GP de Inglaterra

Nos encontramos en la antesala del que puede ser el último Gran Premio de Inglaterra en Silverstone. Las épocas modernas son cada vez más reacias a respetar los símbolos que han marcado una época y, posiblemente, culpa de esto sea que la evolución tecnológica está algo reñida con la nostalgia.

Sábado 20 de julio de 1957. Los partes meteorológicos han errado y el día se presenta sin lluvia alguna sobre el trazado de Aintree; el viento presente durante toda la mañana se ha encargado de desmenuzar los nubarrones para, al mismo tiempo, arrastrar la pestilencia de las fábricas más cercanas.
La previsión de meteorología adversa o la huelga de cierto sector del transporte público no es impedimento para que el trazado inglés acoja cuantioso público. Durante su llegada al recinto –en otra época, un hipódromo– algunos de estos espectadores, a pie o en sus respectivos automóviles, quizás se hayan cruzado con el 250F que más tarde va a pilotar Ivor Bueb luciendo el dorsal 32. Y es que Guerino Bertocchi –toda una institución de la marca del Tridente, para la cual trabaja desde sus inicios– ha estado evaluando en los polígonos industriales colindantes al circuito el nuevo propulsor ensamblado durante esta misma noche.
Entre este Gran Premio y el de Francia ha pasado menos de una semana, pero lo cierto es que el salto cualitativo de Vanwall es incuestionable. Desde la primera práctica, aunque nada haya cambiado con respecto a Reims más allá de la refrigeración de los motores a bajo régimen, el equipo liderado por Tony Vandervell se ha aclimatado mejor que nadie a este gris trazado de los aledaños de Liverpool.
Un poco de subviraje y excelentes velocidades punta conducen a Moss hacia la primera pole del conjunto de Lecton; su coequipier Brooks, por su parte, registra el tercer mejor cronómetro empatado con Behra. Así pues la primera fila de la parrilla la ocupan sendos Vanwall VW1 y VW4, de Stirling Moss y Tony Brooks respectivamente, rodeando el Maserati 250F de Jean Behra.
Al fin baja la bandera para que el rugir de los motores se agudice con el crecer de las revoluciones. Behra se hace con la primera plaza momentáneamente, pero llegados a Tatts –poco antes de afrontar la recta de meta para completar el primer giro de los noventa previstos– Moss recupera el liderazgo, un liderazgo que no abandona hasta la vigesimosegunda vuelta, instante en que su cuatro cilindros en línea decide tomarse un respiro; tras creer solucionar unos problemas de magneto éste se reintegra en séptimo lugar para completar menos de quince kilómetros y tener que detenerse de nuevo en pits para no volver a salir… con este monoplaza.
En el seno del equipo se ha acordado que, de acontecerse esta situación, Tony Brooks –convaleciente aún de un aparatoso accidente sufrido un mes antes durante las 24 horas de Le Mans a lomos de un Aston Martin DBR1/300 (hasta tal punto que corre revestido de goma para aminorar los efectos de las fuerzas G en hombros, muslos y tobillos)– cederá su máquina a Moss, el primer piloto. Lo que acaba sucediendo en el giro número veintiséis.
La maniobra se consume en trece segundos, de modo que el hasta entonces dos veces Subcampeón del Mundo se reincorpora en pista noveno: su Gran Premio, reducido a menos de sesenta y cinco vueltas, acaba de arrancar. Brooks, comprometido con la gente de Lecton –y a pesar de su maltrecho estado–, completa el intercambio de cromos haciéndose con el asmático VW1 que no conseguirá hacer cruzar la meta.
Moss conserva la novena plaza pocos kilómetros gracias al sobrecalentamiento del 250F de Schell; poco después se deshace de Menditeguy para luego alcanzar la estela del automóvil del rocoso Chueco, donde se mantiene hasta conseguir encontrar el hueco que le permita avanzarle. Y lo consigue: ya es sexto. Mientras, en cabeza nada ha cambiado, con Behra tirando al máximo en búsqueda de una cómoda victoria. Cinco giros más tarde Moss da alcance al Ferrari de Musso, quien pronto sucumbe a la superioridad manifiesta del Vanwall. Ahora por delante sólo persisten, en orden descendente, Collins, Lewis-Evans, Hawthorn y un destacado Behra.
Ecuador de Gran Premio. Moss supera a Collins y se encuentra casi un minuto por debajo del líder. Durante el siguiente cuarto de carrera las posiciones –que no la distancia– se mantienen estables. Behra y Moss, Moss y Behra: ellos dos son quienes se reparten el protagonismo alternando nuevos récords de vuelta rápida en Aintree.
En el giro número sesenta y nueve la fisonomía del Gran Premio cambia por completo. Moss ya ha alcanzado a su compañero de equipo Lewis-Evans, con quien prosigue la caza al líder –ahora a unos veinte segundos de diferencia–. Es entonces cuando el 250F de éste último rompe dejando sobre el asfalto restos de su máquina. Precisamente uno de éstos revienta uno de los neumáticos del heredero del liderazgo, Mike Hawthorn; ello le conduce también al abandono. Mientras, por si fuera poco, Moss adelanta a Lewis-Evans: de cuarto a primero en pocos metros –y doblete provisional para Vanwall–. Increíble.
Esta situación no perdura hasta cruzar la meta. Los automóviles de Lecton pecan de falta de fiabilidad, con que la victoria final de uno de ellos no es, ni de lejos, evidente. En esta ocasión es el VW5 de Lewis-Evans el que sufre problemas de transmisión en el acelerador, hecho que le hace caer en la clasificación al tener que realizar dos paradas a pits –una primera para una reparación temporal y una segunda para una (teórica) definitiva–.
Al término de las noventa vueltas Moss y Vanwall se llevan la gloria. Maserati es la antítesis, cuajando una actuación para olvidar con el abandono de los cuatro monoplazas de fábrica y con Bueb –con un 250F de Gilby Engineering– como mejor representante con el octavo lugar. La Scuderia Ferrari, por su parte, acaba cosechando un interesante saco de trece puntos con la segunda, la tercera y la cuarta plazas –Musso, Hawthorn (quien recupera terreno tras haber resuelto el pinchazo) y Collins/Trintignant (conducción compartida, aunque sólo puntúa Le Pétoulet puesto que el inglés sólo ha completado tres insuficientes vueltas) respectivamente–.
El público está entusiasmado. En el Gran Premio de Gran Bretaña acaban de vencer dos pilotos locales a lomos de un monoplaza pintado de verde, el color nacional en el mundo automovilístico. Hay que retroceder múltiples decenios para encontrar otro binomio plenamente británico ganando un Gran Premio (puntuable): son Sir Henry Segrave y su Sunbeam ¡en el GP de Francia de Tours de 1923! No hace falta decir que ésta es la primera ocasión en que dicha gesta acontece en suelo británico.
Ah. Puestos a tratar con estadísticas también cabe reseñar que ésta de Gran Bretaña ’57 es la última de las victorias compartidas en la historia del Campeonato del Mundo. 1958 será la última temporada en que se permitirá fraccionar la puntuación de dos pilotos que hayan compartido automóvil durante una misma competencia.
De todos modos lo más relevante sea, muy probablemente, la ruptura que supone esta victoria sobre la marea roja italiana encabezada por Ferrari y Maserati, grandes protagonistas del campeonato durante los últimos años. Éste es, sin duda, un punto de inflexión en el cual las casas británicas presentan candidatura para un futuro dominio de la categoría... y así va a terminar siendo dentro de pocas temporadas.

El primer GP de Gran Bretaña se celebró en Silverstone en 1948 y estaba previsto que se hiciera una única vez, ya que la pista era originalmente un aeropuerto. Giuseppe Farina ganó la primera carrera del Campeonato del Mundo en 1950 para Alfa Romeo.Saltando adelante en el tiempo, en 1973 Jody Scheckter hizo un trompo en Woodcote, la curva a la derecha que lleva a la recta de boxes, causando un accidente múltiple. La pista se alteró por primera vez en 25 años debido a ello y se añadió una chicane en Woodcote para la carrera de 1975. También en esta pista Clay Regazzoni le daría a Williams su primera victoria en 1979

En 1987, un complejo en Woodcote sustituyó a la chicane, y ese año Nigel Mansell derrotó a su compañero Nelson Piquet en una de las mejores carreras que se han visto en este circuito. La pista volvió a modificarse en 1991, seguida de otra transformación importante en 1994.Los aficionados británicos se mostraron exultantes por la victoria de Damon Hill en 1994, mientras Johnny Herbert ganaba para Benetton un año después. Jacques Villeneuve consiguió la victoria en 1996 y 1997 y Michael Schumacher ganó en circunstancias controvertidas en 1998, al lograr la victoria para el equipo Ferrari en el pit lane.En 1999, el alemán sufrió un grave accidente en la primera curva que le impidió participar en siete grandes premios al romperse la pierna. Schumacher volvía un año después, pero no ganó la prueba, el piloto de McLaren David Coulthard se llevó ese honor por delante de su compañero Mika Hakkinen; pero Schumacher subió al podio, en el tercer escalón.Amenazada con ser eliminada del calendario de F1 debido al constante caos de tráfico, la carrera de 2001 la ganó Mika Hakkinen, pero Michael Schumacher volvía a lo más alto del cajón en 2002.El Ferrari de Rubens Barrichello consiguió la victoria en el GP de Gran Bretaña 2003, en una carrera que se inició en el caos producido por un manifestante, vestido con la típica falda escocesa, que se lanzó a la pista con los coches a 200 km/h.

Kimi Räikkönen se hizo con brillantez con la pole position del GP de Gran Bretaña 2004, pero después en carrera el finlandés volvía a ceder ante el empuje de Michael Schumacher y Ferrari. Räikkönen, que demostraba de esta forma el potencial del recién estrenado MP4-19B, concluía en segunda posición solo dos segundos por detrás de Schumacher y aventajando en un segundo a Barrichello.Räikkönen fue de nuevo el gran protagonista de la carrera en 2005, ya que tras tomar la salida desde la 12ª posición de la parrilla terminó tercero justo por detrás de su rival en la lucha por el título, Fernando Alonso. La victoria fue para el compañero de Räikkönen en McLaren Mercedes, el colombiano Juan Pablo Montoya.En 2006 llegó la primera victoria en Silverstone de Renault como constructor desde el año 1983. Fernando Alonso dominó la carrera con claridad, consiguiendo la pole y logrando un cómodo triunfo sobre Schumacher y Räikkönen.Lewis Hamilton era el centro de atención en su primer GP de Gran Bretaña en 2007, sobretodo después de conseguir la pole position con su McLaren Mercedes.Hamilton lideró en los primeros compases de la prueba, pero se vio superado por su compañero Fernando Alonso y por Kimi Räikkönen con el Ferrari en la primera ronda de paradas. Hamilton terminaría en tercer lugar mientras Räikkönen conseguía pasara a Alonso en la segunda parada y llevarse la victoria.Felipe Massa protagonizó una espectacular remontada tras salir desde la última posición después de pararse el coche en la parrilla y terminó en quinto lugar, menos de un segundo por detrás de Robert Kubica en el BMW Sauber. Hamilton ganó el accidentado GP de Gran Bretaña de 2008 bajo la lluvia después de dominar la carrera en condiciones muy difíciles. Nick Heidfeld también realizó una magnífica actuación y terminó segundo, mientras Rubens Barrichello aprovechó al máximo la oportunidad y consiguió una memorable tercera posición para Honda.La carrera también se recuerda por la impresionante actuación de Mark Webber en la calificación, pero un trompo en la primera vuelta al entrar en Hanger Straight hizo que el Red Bull quedara mirando en dirección contraria mientras el reto de los coches seguía pasando. Webber tuvo suerte de no tener un accidente grave.2009 está previsto que sea el último Gran Premio de Gran Bretaña en Silverstone, antes de trasladarse a Donington Park.

1 comentarios:

Jorge dijo...

Hola Amigo: hace un año atrás un grupo de alumnos de un Instituto ubicado en la periferia de Adrogué, Provincia de Buenos Aires, pensó en un proyecto para trabar la discriminación. Este proyecto sigue en pié. Ellos provienen de familias de bajos recursos y con dificultades en construir proyectos de vida en una sociedad tan selectiva.
La dirección del Blog es http://nodiscrimine.blogspot.com/
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