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miércoles, 20 de mayo de 2009

Spa-Francorchamps



Nos metemos en el legendario circuito belga y un poco de su rica historia.

En este circuito, situado en la localidad belga de Francorchamps, se celebran Grandes Premios de Fórmula Uno desde 1950. Se trata de uno de los circuitos más carismáticos y, por qué obviarlo, más malditos, del Mundial de F1. Motivos políticos ocasionaron su eliminación del Mundial de 2003. En diciembre del año anterior, el Parlamento Belga votó a favor de adelantar la prohibición de publicidad de tabaco en los eventos deportivos; decisión bajo la que subyacían, se ha comentado, subyacían serias rivalidades entre regiones belgas.
Dado que las compañías tabacaleras han sido siempre sus principales patrocinadoras, el Grand Prix de Bélgica quedaba eliminado, con esta resolución, del calendario, pisoteando la ilusión de los apasionados del motor que esperaban ver en el circuito de Spa las carreras más profusas en emociones fuertes del Mundial. El pesimismo llegó a instalarse entre los amantes de la F1 y aficionados a este circuito, que no esperaban volver a presenciar una carrera en él en muchos años. Afortunadamente el Partido Verde (principal impulsor del adelanto de la normativa anti- publicidad tabacalera) perdió escaños en las elecciones de 2003 y las autoridades belgas aflojaron sus restricciones. Así, Spa Francorchamps vuelve a tener su consabido protagonismo en 2004; en este caso, a finales de agosto, fecha en que se celebra el Gran Premio de Bélgica.
Concebido por Jules de Thier, Spa-Francorchamps es de los circuitos naturalmente más rápidos del mundo y técnicamente más complejos. Sus 7 kilómetros de desarrollo permiten que los pilotos alcancen grandes velocidades. Este hecho, unido a las numerosas y conflictivas curvas que hay en el circuito, motiva que una salida de la pista pueda ser especialmente trágica. La Source, Eau Rouge, Raidillon, Les Combes, Malmedy, Rivage, Pouhon, Franges, Stavelot, Blanchimont y Bus stop son las 11 curvas de que consta el circuito de Spa. Mientras que es fácil ser adelantado antes de Les Combes y La Source, la curva más célebre -y veloz- es Eau rouge, que empieza con un fuerte desnivel: toda una prueba a la destreza de los pilotos.

Spa-Francorchamps es un desafío. Requiere una conducción cautelosa pero estable, y especial habilidad para aprovechar los tramos rectos. En total son 306,812 km de carrera- 6,973 cada vuelta- con 5 zonas donde es factible efectuar adelantamientos. A las difíciles condiciones de la pista se une el hecho de que la dura climatología de la zona montañosa del bosque de las Ardenas provoca rápidas variaciones meteorológicas a lo largo del circuito y de forma frecuentemente aleatoria. Se suele decir a modo de leyenda urbana de este circuito -y es cierto- que mientras en una zona del circuito llueve, en otra luce el sol.
En 1924 -mucho antes de su estreno oficial- se utilizó por primera vez el circuito de Spa, que por aquel entonces se componía de tres tramos de caminos de campesinos entre las villas de Francorchamps, Stavelot y Malmédy (localidades que dan nombre hoy a alguna de sus curvas) Enseguida se empezó a utilizar el circuito, que fue evolucionando hasta adquirir su bien merecida fama de pista europea más rápida. En 1950 la Federación Internacional del Automóvil empieza a celebrar los Grandes Premios y Spa Francorchamps es uno de los circuitos predilectos en el que ya desde el principio se viven grandes carreras. No obstante, su peligrosidad no pasa inadvertida.
El circuito se vio modificado y su longitud reducida considerablemente a raíz de dos muertes en uno de los Grandes Premios más funestos de la historia; el Grand Prix de Bélgica de 1960. El joven Alan Stacey sufrió un desafortunado accidente ocasionado por un pájaro mientras que Chris Bristow, en la misma carrera, perdió el control de su vehículo al intentar realizar un adelantamiento. Ya en 1939, antes de los Grandes Premios, había fallecido en la mojada pista el piloto inglés Dick Seaman.

Tal fatídico historial y el reconocimiento de que el circuito era, entre otras cosas, demasiado largo motivó que GP de Bélgica buscara otros trazados para desarrollarse; Zolder y Nivelles, los cuales, todo sea dicho, tampoco estuvieron exentos de incidentes, como la muerte que se cobró el circuito de Zolder en 1982, la de uno de los grandes campeones de la historia, Gilles Villeneuve.
En 1970 el circuito de Spa había cerrado sus puertas y no fue recuperado hasta 1983, modificado y con su longitud reducida nuevamente a casi la mitad de lo que había llegado a ser. A partir de esta fecha, el nombre de Spa Francorchamps se reviste de triunfo gracias a grandes nombres del motor de hoy que debutaron en su pista, como Michael Schumacher en 1991, o cosecharon repetidos triunfos, como es el caso del desaparecido Ayrton Senna, que subió a lo más alto del podio en 1988, 1989, 1990 y 1991. En la década de los 90 Schumacher fue campeón también cuatro veces en Spa-Francorchamps, aunque no consecutivas.
El piloto alemán obtuvo su primera victoria en 1992 con Bennetton. En 1993 y 1994 el primer puesto lo ocupó el británico Damon Hill (Williams) y Schumi volvió a imponerse en 1995, 1996 y 1997. Casi en un forcejeo por el podio, Hill repitió en 1998, en una carrera pasada por agua y que estaba en manos de Schumacher hasta que sufrió un choque con Coulthard (McLaren). Precisamente el británico David Coulthard venció al año siguiente, con la suerte y la meteorología de su parte. McLaren repitió victoria en 2000 esta vez gracias a su otro volante, Mika Hakkinen, quien obtuvo la pole y en la carrera logró colocarse delante del Ferrari del campeón. Eso sí, los Premios de los dos años siguientes fueron para el alemán, que ha cosechado en total seis podios en la pista que le vio debutar. Kimi Raikkonen vencio 3 veces a lo largo de su carrera en Spa, tambien Lewis Hamilton logro una victoria, de la cual seria despojado por el comisariato deportivo al haber cortado burdamente una chicana.
Los 70.000 espectadores que puede acoger el circuito de Spa-Francorchamps presencian carreras vibrantes donde los 300 km/h se alcanzan con facilidad, especialmente antes de las curvas Les Combes y Blanchimont (la máxima velocidad alcanzada en Spa es de unos 335 kilómetros por hora) Tal vez esto es la base de su carisma y pese a todas sus dificultades, muchos pilotos, hasta los principiantes, han manifestado su predilección por el circuito belga. Quizá sea precisamente debido a esa dificultad e imprevisibilidad, que se convierten, en la Fórmula Uno, en un aliciente.

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